viernes, 18 de mayo de 2012

Érase una vez (quizás un cuento)

          Érase una vez. En América, claro. Los años 20, en un cuidado escenario de grandezas y miserias. Momento de hablar de esta película, cuatro horas de atmósfera inolvidable. Momento de reivindicar a ese restaurador del cine llamado Sergio Leone. Profesional a veces arrinconado por su "comercial" y alimenticia -nunca mejor dicho- cocción del western en forma de pasta italiana.

            Érase una vez un individuo que colaboró con Zinneman, De Sica y Aldrich,  entre otros. Que aprendió cocina en las recetas de John Ford. Que rehogó el arte en su otro gran plato Érase una vez (in the West). Luego, lo cocinó a fuego lento en esta historia de gánsters entreguerras. ¿O debo decir historia de amistades? ¿O debo decir historia sobre el paso del tiempo?    ¿O debo decir historia sobre desolados sueños en flashback?


          Excelente obra que acabaría por llevarle a la muerte, tras sus pleitos con la Warner a causa del montaje y exhibición recortada. Supo hacer cine más allá de etiquetas, supo localizarlo en exteriores como Tabernas y la Demanda. Supo visionar la soledad y la nostalgia. Sergio Leone, érase una vez en América. El cuento, érase otra vez, de la vida.

1 comentario:

  1. Se cocinan los spaghetti de mil maneras y la cocina puede ser obra de arte.

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