viernes, 9 de noviembre de 2012

Día después del sábado

                                                                               Para, por, con  A.
            Aquel sábado, el mundo se derrumbó sobre sus huesos, aún tallos verdes. Quebrado y dolorido, pasó un tiempo lamiéndose las heridas, bajo la lluvia esquinada. Los equipos de rescate, vagamente familiares, lo sacaron de entre el escombro poco después. Fuera hacía sol, y el bus 9 circulaba hacia la esperanza. También olía a guisote materno y a humo de colegas. Y en la pantalla interactiva de la vida, por supuesto, Felipón seguía ganando rebotes a la soledad.

2 comentarios:

  1. Siempre es un gusto pasarse por aquí e ir avanzando en el relato hasta llegar al sorprendente final. Un abrazo, amigo.

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  2. Cuando al hombre que emigró a la ciudad se le exhorta a buscarse a sí mismo, regresa a su humilde pueblo de origen, sale a la calle y pregunta...

    Un abrazo.

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