Para morir un año es suficiente
vivir alguna vez un poco… Desmentir al poeta supondría dieciséis. Arrancarse la
costra y descubrir cómo supura el olvido, una docena, exactamente. Recibir
wasap, enfriar cava, acechar vacíos… (Rebobinando, casi cuarenta). Se pueden
contar palabras, velas, aniversarios… Nunca soledades de calendario.
Cincuenta y nueve mentiras
encendidas. Luego, fugaz, el soplo de la nada.
(Con esas 59 palabras, comparto
tarta y desconcierto. A estas alturas, nada más queda. Nada)