Pero sólo hay silencio. Y esta luz que declina,
esta luz que aún insiste y afirma su presencia
proyectando la sombra fugitiva y veloz
de un ave, o del crepúsculo,
en tu rostro furtivo.
Este bloguero (furtivo, también) ha encontrado, en las X Jornadas Manriqueñas, a Blas Muñoz Pizarro, poeta de emoción honda y verbo clásico, pero cuya osadía le impulsa también a sentarse en las florecidas cunetas donde brotan haikus y tankas.
Una flor seca
ha caído del libro
que te dejaste.
Señalaba un poema
que aún habla de regresos.
Esta ventana abierta no es espejo,
ni río detenido. No es ojo, ni camino.
Es una pausa ciega en un paréntesis oscuro.
Y, aunque a ti te conforta saber que no estás solo,
que hay otra soledad, frente a la tuya,
mas desvalida aún por estar sola,
empiezas a sentir que tu mirada, aún oculta y culpable,
es la mirada nueva del que comparte todo si comparte su nada.
Gracias, Blas, por estos poemas, por tu entrañable acogida, por el calor de tus amigos. Por compartir todo con la nada de este furtivo.