Ese fracaso que nos sobrevuela,
la sensación de no ir a ningún sitio
donde alguien nos espere,
tu soledad, la mía, los dos solos
cada uno en un mundo lejanísimo.
No son versos ni soledades mías (ya quisiera), sino de Ana Montojo, de su atrevimiento,
como una ensoñación, como una huida
como la única forma de vivir
o de sobrevivir a la tristeza.
superviviente del sinsentido,
Todo tuvo un sentido cuando entonces,
cuando redecoramos nuestra vida,
cuando nos envolvía
la cálida belleza de los sueños;
pero ya no,
ahora se han secado los geranios
todo lo cubre el polvo y la amargura
nuestras cosas
se han vuelto trastos viejos sin oficio,
inútiles objetos testigos del desastre.
Tengo las alas rotas pero voy a volar
sin lastres ni cadenas.
lo cotidiano, ella misma entre ruinas o lodazales,
Tengo que descubrir entre las ruinas
la esencia de mí misma
no es posible que se haya diluido
en el agua estancada de mis lágrimas.
como si mordiera la vida, como si mordiera,
No quiero tener ganas de morirme,
tengo mucho que hacer
para perder el tiempo en victimismos
voy a seguir en pie
con la mirada puesta en un futuro incierto
y enseñando los dientes a la vida.
Ana, a este lado del futuro incierto, mirando (de frente, claro),
Mirar de frente es mucho más cómodo
que mirar de reojo o de costado,
duele menos el cuello y la conciencia
aunque ocurre que a veces
una se queda con el alma al aire
y se muere de frío sin remedio
entre el frío y la muerte de aquellos, de estos, de todos los días...
Porque hay días que no sólo se pierden
sino que matan otros muchos días,
los que vienen más tarde
y ya nacen enfermos de rabia y de tristeza.
Ana Montojo. http://elhumociegamisojos.blogspot.com.es/