Cuando voy en coche, siempre escojo los asientos traseros. Las nucas en silueta de mis acompañantes me resultan, con diferencia, más apasionantes
que los desfiles de árboles alienados, alineados en su monotonía de
arcenes. Además, desde mi observatorio puedo evaluar los comentarios y los
silencios de los demás, sin que me confunda la impostura de sus gestos. No sé,
viajar en las plazas de atrás me produce una sensación de oculto poderío, algo
así como asistir a una resonancia de almas ajenas a través de su propio cogote.
Lo más curioso de esta costumbre es que los otros no se aperciban jamás de este acecho a su desnudez. Desde la soberbia de sus asientos delanteros, miran permanentemente hacia el futuro. Una y otra vez la carretera, esa ficción del porvenir que parece desplegarse ante sus ojos. Para ellos, alguien como yo solo existe en el retrovisor interior, ése al que nadie hace caso. Pobres infelices, ignorantes en viaje hacia la nada, no hay espaldas en sus vidas.
Es como en fútbol, el portero es el único que sabe descifrar la posición de todos, compañeros y contrarios.
ResponderEliminarAbrazos compañero.
¿Tu no conduces?
ResponderEliminarUn abrazo
oculto poderío... ver sin que nos vean... y aun más: creyendo que no vemos nada!
ResponderEliminarme encantó, saludos!
Gracias por describir tan bien esa situación tan cotidiana que suponía un gesto habitual en mí pero que nunca me había puesto a analizar. Genial!
ResponderEliminarCuriosa y afilada la visión que nos ofreces.
ResponderEliminarUn largo abrazo.
De las falsas sensaciones de libertad y los grandes hermanos. Muy interesante Amando.Todos tenemos este punto voyeur, el valor es reconocerlo ¿Será que hoy te sientes una suerte de Dios?, je je.
ResponderEliminarAbrazos, siempre abrazos.
Porque soy muy mal paquete, o tengo muchísima soberbia, como tú dices, voy siempre en los asientos delanteros, en mi coche, y conduciendo yo. Ahora se atreve mi hijo menor, que es muy grande ya, a quitarme el volante; yo lo sobrellevo a duras penas, y hago votos por dejar de condescender a tal acoso filial, en lo sucesivo, hasta que los años y mi inseguridad en ese puesto lo haga peligroso.
ResponderEliminarPero me da la sensación que seguiré ocupando un asiento delantero, miraré por el retrovisor interior donde siempre se reflejará una cara familiar, seguro.
Un abrazo.
...Pero, si, cuando asisto o he asistido, a clases, lecturas, congresos, etc. siempre elegía los últimos asientos; para ver la reacción de los demás y, también, pasar desapercibido.
ResponderEliminarOtro abrazo.
El que conduce siempre tiene que saber a dónde va, y verlo. Yo también prefiero ver nucas y cabezales: el panorama es mucho más amplio y sus tendidos, mucho más eléctricos.
ResponderEliminarUna mirada estupenda, Amando! Esa es la diferencia entre el "que se cree rey" y en realidad es un pobre ratón con comando "momentáneo" ;-)
ResponderEliminarAbrazo enorme!
Me he sentido asombrada y sorprendida, al leer mi sentir sin haberlo escrito yo, que por puesto no lo habría expresado tan bien, ja,ja,ja...
ResponderEliminar¡Me encanto, gracias!
Un abrazo amigo.
Excelente este relato sobre la importancia de lo vivido y la nada de lo que aún no se sabe si se vivirá.
ResponderEliminarAbrazos desde el presente.
¿Sabes?, esta prosa me hizo recordar épocas estudiantiles, cuando pensábamos que por sentarnos en las últimas filas de la clase los profesores no repararían en nosotras/os evitando así la salida al encerado. CONCLUSIÓN: ESTANDO DETRAS, SE PUEDEN VER COSAS, PERO NO POR ESO DEJAN DE VERNOS A NOSOTROS.........
ResponderEliminarBESOS
FINA
Magnífica meditación, Amando. Me agrada que esté inspirada en el coche, ese icono de poder del hombre contemporáneo.
ResponderEliminarUn beso desde el asiento trasero (parece que me agrada tu nuca, jeje).
Me ha gustado mucho lo que has escrito.
ResponderEliminarUn abrazo .
Feliz semana, Amando.
Si ellos supieran, los "adelantados" que lo realmente interesante lo tienen detrás. ¿Qué futuro están buscando? ¿Dónde miran? Bueno, al conductor más le vale mirar jejeje
ResponderEliminarMe ha encantado tu reflexión.
Besos
Cita
Te daremos la espalda, o la nuca, Amando, sin olvidar de mirar de vez en cuando en el retrovisor interior.
ResponderEliminarme gusta el asiento trasero, porque no se ve solamente para el futuro, tambien para los costados, es decir, miramos la vida venir, y pasar...
ResponderEliminarJajaja. Tremendo. A mi las nucas de los bebes me apasionan. Siempre los amarro por la espalda (dejándolos mirada al frente) para así besuquearles el cogote. La verdad es que esta apreciación tuya la encuentro muy curiosa también. Entre nosotros Amando, me temo que eres un observador nato sea como fuere, sea donde fuere, sea cuando fuere. Un abrazo amigo.
ResponderEliminarUna mirada divertida sobre las nucas, desde la posición trasera del observador... aunque ahora, Amando, con esos apoyacabezas enormes que tienen los autos, a duras penas logras ver las coronillas.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Me gusta el asiento trasero y, además, central. Vocación de espía quizás...
ResponderEliminarFíjate Amando!!! Una reflexión de lo más inusual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tú eres de la retaguardia, haces bien los últimos serán los primeros.
ResponderEliminarBesos.
FULLLL, REFULLLLL. AHORA YA SÉ POR QUÉ OPTO POR EL MISMO PUESTO.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Jaja, a mi también me gusta sentarme atrás pero para escuchar mejor la musica, saludos amigo.
ResponderEliminar¡Te pillé Concha! A mí siempre me gustaron las nucas. Las veo eróticas como los japos...
ResponderEliminarLa verdad que todo depende del momento, el lugar y la persona con quien vayas.
ResponderEliminarSaludos
No puedes dejar de observar, desde esa posición controlas, pasando inadvertido siendo el mejor momento de contemplar las "verdades aparentes".
ResponderEliminarHoy incluso te busqué en google para conocer más de tí, y estuve largo rato observandote.
Besos fuertes y cálidos, ♥♥♥
Que bien descrito ese sentimiento de "desnudez" que uno experimenta cuando tiene detrás un par de ojos al acecho que te seccionan. Siempre me han incomodado los pasajeros de atrás cuando tropiezas con su mirada de espectadores. Me ha encantado el texto, Amando.
ResponderEliminarAhora entiendo mi desasosiego cuando llevo pasajeros atrás.
ResponderEliminarMe siento desnuda y sin protección, porque yo miro en contadas ocasiones, al tanto del volante o la carretera, y ellos, como explicas, tiene la vista puesta en escenario real del viaje:El interior del coche.
Un abrazo. Feliz navidad.
Enhorabuena por el blog, Amando.
ResponderEliminarLo visito a ratitos, cuando me acuerdo, osea a ratazos. Busco entre los títulos de las entradas atrasadas hasta que uno me llama la atención, y entonces paro a leerlo, con cariño y detenimiento, antes de seguir explorando. O antes de volver a mis quehaceres, lo que llegue antes.
Un abrazo muy fuerte.
Por cierto, desde que vi "El Padrino" yo también prefiero los asientos traseros.