sábado, 15 de junio de 2013

Semáforos, o De los azarosos efectos de la urgencia transeúnte sobre las (medias) naranjas




                Que no te recuerde no quiere decir, por supuesto, que no seas la mujer de mi vida. Simplemente, cuando los parpadeos del azar te iban a depositar en mi fugaz paso de peatones, el semáforo cambió a verde. Y yo, por aquel entonces, siempre tenía prisa por no llegar.

30 comentarios:

  1. Precioso y con mucho jugo, tiene guasa tu semáforo, por cierto ¿Dónde está? es para pasar rápido a ninguna parte, Jajajaja.
    Bueno, que me ha gustado mucho -creo que a ella no-
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  2. El destino baraja y nosotros jugamos.
    Muy bueno...
    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  3. Huir hacia adelante
    con la prisa pegada a los talones
    y sin un objetivo,
    implica juventud, inexperiencia,
    señal de que estás vivo.

    Namasté.

    ResponderEliminar
  4. Hay otros con prisa por llegar a ningún sitio.

    Y otros, aun, perdidos por el camino.

    Y, ¿que más da? nunca sabremos cómo hubiera sido.

    ResponderEliminar
  5. Parece mentira la de momentos que, un semáforo, pueden encerrar en nuestras vidas. Me gustó este micro.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  6. Depende de que sabor haya dejado esa experiencia, para no repetirla.
    Para, tal vez, buscar un semáforo que se detenga más prolongadamente en el rojo... o no. Según si la espera vale la pena.
    Muy bueno el juego de palabras.
    Un abrazo apurado, porque el semáforo está en verde... (¡ja!)

    ResponderEliminar
  7. carmen garcia vega15 de junio de 2013, 21:35

    ¡Puñetero semáforo! Un abrazo Amando.

    ResponderEliminar
  8. a detenerse se aprende tarde...Un abrazo, Amando

    ResponderEliminar
  9. ahora comprendo lo de "parece que vuelvo tarde"... es que siempre tenías "prisa por no llegar"...!

    cariños,

    ResponderEliminar
  10. No siempre el verde es el color de la esperanza ni el adecuado para cruzar... Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Una lastima no coincidir, una suerte no coincidir, falta adivinar para quien es la lastima y para quien la suerte. Saltibrincos

    ResponderEliminar
  12. El azar es caprichoso ,y las prisas malas consejeras.Con todo ,según la etapa de la vida ,vamos marcando nuestro tempo.(En la medida en que nos dejen ,claro).Abrazos,metafórico peatón!!

    ResponderEliminar
  13. Yo a veces me los paso en rojo. Sé que no está bien, que hay peligro de multa, riesgo de atropello... Es una de esas cosas que no me gusta reconocer que hago. Guárdame el secreto. Corto e intenso tu mini relato. Muy bueno. Saludos.

    ResponderEliminar
  14. ¡Una pieza excelente, Armando!

    Destaco el efecto que produce -al menos en este lector- llevándome a pensar en las mujeres/hombres de nuestras vidas que puede escapársenos en las prisas.

    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  15. Primera frase y ya sonrío. Nunca fallas al sorprenderme y encandilarme con tus primeras líneas cada vez que te visito.

    Bonus, si breue... Diciendo poco, consigues, una vez más, decir mucho. Eres todo un hechicero, Amando. Saludos.

    ResponderEliminar
  16. Buen micro. No entiendo mucho de semáforos, solo que cuando está en verde se tienen dos opciones, una es pasar y la otra esperar a que cambie su color y permanecer en ese lugar. Es opción del peatón elegir. Cuando la tonalidad púrpura aparece no se tiene más opción que permanecer quieto. A veces, pasar con prisas hacia no se sabe donde (por cobardía o indecisión) puede provocar la pérdida de lo que se tiene cerca; darse cuenta después, y cruzar el paso de nuevo, podría ser otra opción, quien sabe, ella puede estar esperando al otro lado el paso; o se haya ido por otra calle donde los semáforos no tengan párpados. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. Concentrado al máximo, en unas pocas frases encierras toda una historia. Me quedo con una de ellas: Que no te recuerde no quiere decir, por supuesto, que no seas la mujer de mi vida. Con tu permiso, por supuesto!!
    Un abrazo, Amando.

    ResponderEliminar
  18. Cuántas veces nos habremos cruzado con alguien que nos hubiera hecho feliz, ¡ay! pero no lo sabíamos y quizá aunque lo hubiésemos sabido ninguno se habría detenido. Genial. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  19. Me haces pensar en una canción de Georges Brassens con letra de un poeta olvidado, Antoine Pol. Se llama Les passantes que un traductor anónimo títula Las fugaces, qué casualidad! Habla de varias ocasiones perdidas , es mucho más largo y nostálgico pero me encanta aunque no tiene ni la concisión ni la pizca de divertido de este micro con un título genial casí tan largo como el texto. Y estas (medias) naranjas... otra genialidad.

    ResponderEliminar
  20. Ay las señales, las señales. Vigila que si te lo pilla Coelho te lo hace libro, je je.
    Abrazos Amando.

    ResponderEliminar
  21. Sucede que te cruzas con alguien por la calle: una mujer preciosa que te mira, la sonrisa creándose en sus labios y un no sé qué que se cumple al instante y que acaricias, tocas con los ojos, fomentando su deseo. La maravilla dura el tiempo verde de un semáforo: Todo cesa y comprendes que el amor es siniestro y despiadado en Verano.

    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  22. Genial relato Armando. Las consabidas prisas se instauraron hace ya mucho en nuestras vidas y ya forman parte de ellas como cualquier otra cosa.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  23. No hay semáforo que te indique a tí como manejar las palabras.
    Buenísimo.
    Bicos.

    ResponderEliminar
  24. Los microsegundos, la no casualidad, la no causalidad. No se puede ante esto “hacer” mucho; se puede (o no) desear, tener prisa (o no) por encontrar, por llegar. Miradas, sonrisas que vuelan -quizá cerca, quizá lejos-, que “conocemos” pero que nunca hemos visto (o mirado), que nunca vemos, o en el peor de los casos, si así de desea, nunca veremos. Vulnerables ante dichosos semáforos y esquinas...

    Quizá, para el próximo paseo me ponga medias naranjas (pero no, creo que eso no basta), somos, como pondría en boca de Romeo Shakespeare "un triste juguete del destino"

    Ante el 
azar, vértigo (me vértigo), y soy quietud que quiere mover-se.

    Gracias por el texto Amando.

    ResponderEliminar
  25. ¿A dónde vamos? Siempre hay una luz que indique el camino, aunque no siempre este sea el correcto.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
  26. Que no te haya conocido,no quiere decir que no existas.

    Por eso yo escribo poemas a un amor que no fue.

    Siempre tu toque de ingenio.

    Besos.

    ResponderEliminar
  27. Hay una preciosa canción de Amancio Prada que, con muchas mas palabras, dice lo mismo que tu.Mas allá de melancolía está la vida sin guión. La mía sin ir mas lejos.

    ResponderEliminar
  28. Ya se cual es la canción y el poema: "el semáforo" llevaba un abrigo azul...sobre un escrito de Vicent, cantado por Amancio Prada. Escúchala.

    ResponderEliminar