cuando ya en
la memoria
de aquellos
pardos días de colegio
empiece a
refrescar.
Entretanto
Entretanto
daremos una
vuelta por el quicio
donde hace
gozne la melancolía,
aquellas
aulas
con olor a
sueño y calcetines,
la sonrisa
acerada del prefecto
de
disciplina, los hiposulfitos
y esos
borrones con la bigotera…
antes –eso
sí- de la llamada
final del
timbre que avisa la salida;
estarán allí
esos compañeros
con sus
anhelos de pantalones cortos
vencidos por
los años,
alguno,
incluso, nos estará esperando,
comentaremos
despacio que hace frío,
que hoy toca
examen
y que hemos
suspendido en el recuerdo.
Dalí siempre inspira, para bien. Incluso para mal. Has hecho un trabajo a la altura, siempre que vengo salgo compensada. Saltos y brincos
ResponderEliminarPrecioso poema, he vuelto atrás en el tiempo sin darme cuenta y he sentido esa misma nostalgia. Un placer.
ResponderEliminarBesotes.
Un baile compulsivo
ResponderEliminarNo sé muy bién cuanto tiempo hace que no bailo. Recuerdo a mi hermano que se avergonzaba de mí por ver a 1.83cm bailar de esta forma tan destartalada.
Todo ocurrió un día de fiesta de Navidad. Mi colegio cantaba villancicos o preparaba obras de teatro y yo, debutaba como bailarín al son de los Bee Gees. Recuerdo la foto de aquel maldito single donde John Travolta disparaba su dedo al cielo en medio de una discoteca con luces multicolores y las chicas de mi pueblo se lo comían a besos. Yo por entonces era un chico atractivo...elegante...con clase...golfillo como debe de ser...Total, un tio con gancho al que las chicas soñaban con el de la forma más coqueta y permanente. Mi profesora me animaba por creer en mí dotes para el baile y todas las chicas de mi clase se me ofrecían por acompañarme y hacer coros a este jilipollas (me refiero a John Travolta)...
En el día del estreno no se cabía de gente en el salon de actos. Mi profesora tenía fe en que todo saldría bién y las chicas de mi clase se sabían de memoria cada paso y pirueta...Por el megáfono, la chica de moda de la clase me anunciaba como el John Travolta de Rute (cosa que esa presentación no me agradaba lo más mínimo)y la música comenzó a sonar. A veces pienso si mi sentido del ridículo se debe a ese baile estrafalario; mover mi piernas de alambre como la gallina turuleta o por escuchar los silvidos y las protestas más oscenas del distinguido público. Total un desastre... Sin poder evitarlo aquella actuación marcó mis dotes expresionistas y ahora sólo bailo en privado. Me da verguenza recordar aquel show y mi profesora nunca jamás me refirió nada de nada...y tampoco mis compañeras de baile. Aquello quedó oculto y sin opinión durante el resto del curso; como un familiar que omite la verguenza de su familia...
Pero esta tarde me dió el gusanillo de volver a bailar. Me he comprado un CD maravilloso y aquí, solo en mi casa, mis piernas me recordaban aquellos pasos de baile y he de reconocer que me he sentido feliz. Si me vierais con qué estilo muevo mis piernas y me agacho y me levanto, salto y corro por mi salón, parece que estoy corriendo detrás de los perdigones por el campo. Ahora os dejo, que tengo que bailar...
Me has dado una idea con estos versos. Plasmar recuerdos de mi época de estudiante en versión poética o prosaica...
ResponderEliminarAbrazo, Amando
Fina
Te comenté me haces reir te comento nuevamente
ResponderEliminarYo nunca borro mis comentarios
y vos?
besitos bajo una lluvia descafeinada
Magnífico poema. Recogemos la lana de ese ovillo que nos lleva de vuelta al pasado.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
¡Pero qué bien hilas los versos! Enhorabuena, Amando, por el premio, sí, pero sobre todo por escribir tan bien.
ResponderEliminarPar de besos.
Muy emotivo, Amando. No parece que "hayas suspendido en el recuerdo". Hay en tus versos recuerdos palpitantes; me ha parecido oìr el timbre y te he visto salir por la puerta con tu cartera y tu pantalón corto...
ResponderEliminarUn abrazo.
Magnífico, Amando. Te felicito por ese premio tan bien merecido.
ResponderEliminarAbrazos, siempre.
Huele a tiza, a coscorrones y a los reyes goldos, jejeje
ResponderEliminarTú lo que llegas es al alma de tus lectores, Amando.
Felicidades por el premio.
Bicos.
Un viaje al particular paraíso infantil donde ni la fría y terrible escuela pudo con aquella primera e invencible ilusión por la vida.
ResponderEliminarMi enhorabuena por ese premio.
Saludos.
Qué bella evocación de los tiempos de escuela, en la que me reconozco.
ResponderEliminarSaludos.
Qué buen poema, Amando, al hilo del cuadro de Dalí: no sólo el ritmo nos lleva hacia la infancia sino la tremenda melancolía de saber que, aunque quedemos, no volvemos.... ¡Enhoraburaena, como siempre!.
ResponderEliminarAbrazos, muchos.
Ab
creo que nunca llegas tarde aunque siempre te lo estás proponiendo...
ResponderEliminarbeso grande!
Los niños son siempre niños, pero qué será que nos encontramos a menudo recordando una infancia que dejamos atrás? Suerte de las batas y las tizas, Que dejamos en los ganchos de la memoria, para traerla al presente cuando el frío se hace difícil de contrarrestrar, o contrasumar, quién sabe!. Broma.
ResponderEliminarUn abrazo
Regresar con la memoria y rescatar recuerdos escolares... hiciste bien la tarea, Amando.
ResponderEliminarUn diez y felicitado.
Abrazo.
SIEMPRE TAN INTELIGENTES TUS TEXTOS. FELICITACIONES!!!
ResponderEliminarUN ABRAZO
Muy lindo, gracias¡¡
ResponderEliminarY felicidades por el merecido premio¡
ResponderEliminarun beso¡
¡Qué lindo!
ResponderEliminarFijate que acabo de recebir del internado de monjas donde estudié durante 7 años fotos de muebles que se venden, unos pianos que toqué, armarios y sillones del salón donde la familia venía a visitarte, la mesa del despacho de la madre superior. A pesar del buen olor a cera NO compraré nada, NO quiero nada en mi casa que venga de este instituto. Quizás algo del colegio de mi pueblo, un tintero o un trozo de tiza me gustaría más.
Abrazos y gracias por la evocación, a pesar de todo.
Siempre con ese estilo melancólico que pone los pelos de punta...
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Concha.
Cada cierto tiempo veo a las promociones antiguas reunirse y ponerse al día de todo lo común que todos han arrinconado.
ResponderEliminarMuy bonito, de veras.
Un saludo
JM
Pues bueno, que aquí nos consientes con tu poesía Amando. Me encanta ese tono evocativo, esos dos extremo que se encuentran en una tarde ya fresca, entrado el otoño quizá.
ResponderEliminarSaludos.
... y yo vuelvo a mis años de largas trenzas y sueños cambiantes, cuando aún no la quemadura del poema.
ResponderEliminarBesos
" alguno, incluso, nos estará esperando,
ResponderEliminarcomentaremos despacio que hace frío,
que hoy toca examen
y que hemos suspendido en el recuerdo".Habremos suspendido en muchos,pero aún vencidos por los años,queda un tiempo de rescate...Me has conmovido,he regresado a mi cole!!!Abrazos
Gran poema amigo Amando. Sólo un gran poeta es capaz de manejar la nostalgia así y de incluir como si nada, de forma natural, palabras en principio tan poco poéticas como "hiposulfitos" y que encajen en el poema. Un abrazo querido amigo.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte.
ResponderEliminarFelicidades Amando. Me ganaron aquellos recuerdos de bigotera, no sabes la de consecuencias que acabaron teniendo, je je.
ResponderEliminarSiempre abrazos.
Cuánto me he perdido estos días, querido! Este poema vuelve imparable a aquellos años en los que aprendimos tanto. Impera el recuerdo agridulce... Escrito por ti, parece algo mejor.
ResponderEliminarMuchos besos, siempre.
Hermosísimo. Preñado de una melancolía tan vívida, tan real, tan bien pintada en estos versos (como Dalí pintaba sus cuadros) que aunque yo no la he conocido (ya que es de un tipo del que todavía no me toca), soy capaz de comprenderla enteramente y hacerla, por unos instantes, mías. La magia de tu poesía, Amando, es que es capaz de enseñar a sentir, incluso a quien no sabe.
ResponderEliminarAplaudo. Me quito el sombrero. Eres magnífico. Grande.
Bonito poema. Me ha llevado a mis dias de colegio, a ese ayer que nos hizo ser lo que somos. Enhorabuena por tu blog.
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