De entre las desoladas
lubinas que se ofrecen
al deseo, escogen
unos ojos exiliados
sonríe con la escarcha
del tiempo esa pareja
de vidas dos a dos
orientada a una cena
en la casilla ocho
del tablero,
ignoran,
mientras pueblan –acaso
de premura, o de muerte-
el carro de metal,
si no hubiesen doblado
aquella esquina;
los surcos del destino
recogen lo fugaz
gota a gota, conversan
sobre el rigor del tiempo
-de otro tiempo, quizás-,
mientras sus vidas (ya descamadas)
exhiben entre el hielo
inútiles renuncias.
Segundo texto de los tres que componen La incierta soledad de las lubinas.
Decisiones que se entremezclan con el destino para resultar el tiempo de una vida...
ResponderEliminarPrecioso Amando. Directo, melancólico, limpio...
Besos
Que "cierta soledad entre la escarcha" la de esta segunda parte. ¡Admirable poema, Amando!.
ResponderEliminarAbrazos, siempre.
Muy lindo, me gustó el poema, enhorabuena.
ResponderEliminarEl destino, el de uno de los dos irrumpe forzando el destino del otro. Muy buena manera de mostrarlo. Un abrazo
ResponderEliminaruna metáfora muy bien hallada, la de la escarcha y el hielo, en las vidas desencamadas. un abrazo, Amando
ResponderEliminarCómo saber que ocurrirá tras escribir la ultima letra de este comentario...???
ResponderEliminarEs la ley de la vida, desconocer el después
Abrazos
Fina
Eres increíble. Admiro esa magia que hay en tu cabeza que transforma lo cotidiano en algo hermoso, sublime y profundo, como el mar en el que nadan las lubinas. Gente como tú es la que hace que una y otra vez, sin cansarnos, no dejemos jamás de asombrarnos de los prodigios de los que es capaz la literatura.
ResponderEliminarSe mastica la desolación de la pareja que compra en el súper. Con imágenes cotidianas, hiciste una buena radiografía interior.
ResponderEliminarUn abrazo, Amando.
Este acuario que es nuestra vida nos muestra a los peces con la misma frialdad desescamada con la que nosotros los vemos a ellos. Muy bueo.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Tus lubinas recorren el mismo camino de solead y escarcha de otros muchos. La vida apagada en un mostrador. Un poema digno de ti, querido Amando. Muchos besos.
ResponderEliminar"esa pareja de vidas dos a dos, orientada a una cena en la casilla ocho
ResponderEliminardel tablero..."
Sublime.
Me ha recorrido un no sé qué por la espalda, como si alguien me hubiera tirado el hielo de entre las lubinas por el espinazo.
Siempre abrazos.
A VECES ES ASÍ, SE TERMINA TODO.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Me vienen recuerdos bastante lejanos y cercanos. Son setimientos con fecha de origen tan crudos como el pescado fresco. A veces mi inocencia se empaña de sentimientos que de adhieren al recuerdo, quizás mi inocencia sea una ventana para las palabras venideras. Odio el olor a pescado crudo y a las manos que lo manejan. La tristeza pasajera de un día pasajero se impregna con ese olor que para mi es casi pútrido...Sin embargo nuestro corazón es cálido incluso para la amargura y nuestra sangre fluye y fluye quizás en lo indeseable. Lo denasiado cotidiano no le importa al corazón para fijar impresiones. Me pregunto qué es lo que fue aquello para escribir una poesía y darle belleza al sentimiento. El sentido de vivir es muy íntimo y la magia de las palabras se enredan en los corazones...Odio el olor a pescado tan frío y crudo como lo cotidiano pero tan caliente como estas palabras...
ResponderEliminarQué habría sido nuestra vida si.......
ResponderEliminarDejamos la respuesta en manos de un pensamiento que nos oprime un instante, para luego olvidarlo rápidamente.
Otoñal este texto de hojas caídas. Me hizo suspirar, melancólica.
ResponderEliminarBesos a pares.
Si me perdiera, en la esquina de ese olor a lubina y desacato...búscame donde las brubujas de acuario se visten de verde luz.
ResponderEliminarEs muy bello, mucho. Un beso
Da miedo eso de terminar su vida con ojos de pescadilla frita o de lubina helada.
ResponderEliminarBellas metáforas que me entran el frío hasta el meollo, el seso, los huesos, en todas partes.
Me voy a leer el princjpio del poema.
Abrazos congelados.
Poesía de lo cotidiano. Impensable que pudiera hacerse tan bello poema sobre la lubina.
ResponderEliminarCuando las vea en el mercado, miraré sus ojos y sentiré un escalofrío por el triste destino de estos animales.
Mi felicitación.
Un abrazo.
Un saludo, bellos ratos, Un beso.
ResponderEliminarAmapola Azzul.
Vidas descamadas. Me encanta tu forma de describirlo. Eres muy grande, Amando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si no hubiesen doblado aquella esquina, tal vez se habrían topado con alguien en otra y, seguramente, también habrían terminado comprando lubinas en un supermercado.
ResponderEliminarUn abrazo, Amando.
La vida es un enigma lleno de sincronías y desavenencias, coger justo la esquina en el momento apropiado
ResponderEliminarnos deja ante las ofertas de un día. Abrazos.
Un fallo tonto, un descuido, un fiarte o no fiarte... siempre dependemos de nuestra decisión y del destino.
ResponderEliminarLo de inútiles renuncias me ha dejado tocada, :)
Un fuerte abrazo.
"Mientra sus vidas( ya descamadas)
ResponderEliminarexhiben entre el hielo
inútiles renuncias ."
Un final perfecto que resume la vida.
Un abrazo muy grande
me gusta tu estilo
ResponderEliminarautentico y genuino
mil besos poeta
Preguntas concretas con respuestas inciertas ¿Qué habría sido de nosotros si en lugar de venir aquí hubiésemos optado por allá? en fin, que esas preguntas y tu poema abren una gama de posibilidades para explorar a nuestras anchas.
ResponderEliminarSaludos.
Imperdonable el tiempo que llevo sin leerte. Y, por lo tanto, sin encontrarme con todas las preguntas que guardan las cosas pequeñas. Ya no sé si volveré a comer lubinas sin comerme además un trozo de vida.
ResponderEliminarEsas preguntas nos las hacemos a menudo algunos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
En la pecera pequeña de la vida, el hielo fundiéndose nos espera, al final de la cuesta de las burbujas.
ResponderEliminarBello, triste, exacto. Un abrazo.
Qué pasada de poema.
ResponderEliminar