Junto a las piedras de la
vesícula, le extirparon por error un par de recuerdos nostálgicos y una rebaba
de conciencia incrustada en los conductos del ayer. Riesgos de la litotricia,
concedió, maquillando con rímel su íntimo alivio. Como es lógico, demandó a
médico y clínica. Aprovechó los trece mil euros de indemnización para hacerse
una artroscopia del vacío y disfrutar un crucero por los fiordos noruegos.
Tras una biopsia emocional, la
clínica recurrió el veredicto. Al parecer, los recuerdos de la paciente se
hallaban tapiados por millares de imágenes televisivas de prime time, y el
fleco de conciencia presentaba una necrosis antigua, como de parvulario.
Aunque prosperó el recurso, la
clínica no recuperó el dinero. El barco donde gozaba del crucero naufragó, y
los tiburones peregrinos acabaron con la demandada sin salir
del albergue. Estaba recién desayunada y, además, los depredadores marinos
sienten especial atracción hacia las vísceras huérfanas de sentimiento.
Sus hijos (profesionales de la
cirugía, el seguro y la biología marina, respectivamente) cobraron seiscientos
mil euros de la naviera. Olvidaron pronto el suceso, y nunca admitieron que
disfrutar a tope de toda esa riqueza supusiera un conflicto ético. Aunque poco
importaba, a esas alturas, con la memoria vesicular de su madre conservada en
formol. Lo mismo que su vida.
Hay familias de ositos panda, de garzas, de tiburones... Todos sus miembros son merecedores de lo que se les venga encima, ya sea dinero o desgracias.
ResponderEliminarPar de abrazos cálidos.
Sin conciencia, aunque sea con necrosis, mal vamos. Genial éste micro (como acostumbras) con ese estilo brillante del trasfondo de la vida...
ResponderEliminarUn abrazo, Amando.
Es que hay mucho depredador suelto...Son astutos, saben ocultarse bien, pero no pueden evitar seguir oliendo a chamusquina.
ResponderEliminarUn abrazo, Amando
Fina
Vísceras huérfanas de sentimientos... Disección muy convincente.
ResponderEliminarBesos muchos
tRamos
Mi enhorabuena, Amando.Es un auténtico placer leer tus geniales relatos. Este es extraordinario por las metáforas que nos sumergen en una operación quirúrgico-social con tu afilado bisturí.
ResponderEliminarUn cuerpo interiormente necrotizado por imágenes televisivas devoradoras de conciencia...
Eres muy agudo e irónico, Amando. ¡Con esa cara de niño bueno con la que apareces en el blog, quién lo diría!...
Un abrazo.
Dibujas muy bien esa realidad. Me ha encantado tu mensaje en poca lineas y la forma en que lo desarrollas. Yo me atevería a escribir otro que trata de lo mismo por conocer varios casos pero, no...
ResponderEliminarSiempre se agradecen tus escritos y me dejan pensar un rato.
Me ha sorprendido gratamente tu microrrelato. Hay mucho de real tras la ficción. Un abrazo.
ResponderEliminarTe echaba de menos. Me ha encantado volver a leerte, Amando. Toda una proeza a la hora de relatar.
ResponderEliminarAbrazos, siempre.
La vida tan efímera ... tanto. A mi con las muelas del juicio me extirparon también, la fe en el ciertos seres humanos.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Se disfruta leyendo tus estupendas ocurrencias.Valiosísimo el informe médico, amén del preciado frasquito.
ResponderEliminarBesos
Original y plagado de metáforas, no das puntada sin hilo.. Un saltibrinco
ResponderEliminarHas llenado mi cabeza de recuerdos. Su fina tersura se ha conseguido con esas palabras técnicas, que con su frialdad, han calentado la figura protagonista. Saludos.
ResponderEliminarComo profesinal de la cirugía, nunca me encontré con un caso tan interesante.
ResponderEliminarEres genial Amando. Un abrazo.
Sabes diseccionar los sentimientos como nadie.Es un texto magnífico, querido Amando. Hay que tener cuidado con las biopsias emocionales y no digamos con las artroscopias al vacío. Por lo demás, un placer leerte. Besos, siempre.
ResponderEliminarMuy bueno Amando, Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo
Una rocambolesca y magnífica historia sobre las paradojas de la vida. Enhorabuena por tus últimos premios y obras que hoy he estado repasando y con los que he pasado un rato estupendo. Un abrazo.
ResponderEliminarArmando, parece que donde hay mucho dinero hay poca conciencia o durante la travesía vital te soplan todos los vientos a favor.
ResponderEliminarUff ciertas indemnizaciones mejor no tenerlas, :)
Magnífico texto como es habitual aquí.
Un abrazo.
Como hagas la biopsia de los recuerdos del viaje postrero ,la liamos parda. Es broma, me dejas una enorme sonrisa en los vericuetos ventriculares que la litotricia de las arenas playeras de mis bazo.
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo
Excelente crítica de la actualidad. Sutil e inteligente. Un placer leerte.
ResponderEliminaruuhh! si fuera posible hacer ese tipo de biopsia, no cabrían las nostalgias que se averían en una extracción de muela. Sería millonaria.
ResponderEliminarSaludos, me encantó.
Las penas con pan, ya se sabe, je je.
ResponderEliminarSiempre abrazos.
FULLLL EXCELENTE PELÍCULA. JEJEJEJEJE. FULLL GUIÓN.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Ya se sabe,el muerto al hoyo y el vivo al bollo...
ResponderEliminarLos destrozos mentales que puede llegar a hacer la TV (sobre todo la de plasma :)
Abrazos Amando
Muy sutil la crítica que suscita.
ResponderEliminarCon salud se sueña con el dinero...pero donde no hay salud ¿hay disfrute?
Eres genial, ya lo sabes. Preséntame tu musa, por favor.
ResponderEliminarcon admiración, siempre.
Nada dura para siempre, ni el dolor, ni la alegría. La búsqueda de la felicidad a veces es, egoismo puro.
ResponderEliminarAbrazos.
Cuando los cirujanos operan quitan todo lo que duele o no sirve para nada: piedras, huesos, conciencia.
ResponderEliminarAlgo me choca. ¿Porqué los hijos no se reparten las piedras?, el primero como emblema de su arte, el segundo como si fuera un mineral de oro y el tercero de decorado en su acuario. Tendrían así en su lugar de trabajo, donde pasan la mayoría de su tiempo supongo yo, el recuerdo idóneo de su madre.
Abrazos y gracias por la risa.
Lamentablemente nada dura eternamente , o si, quizá, mejor será. Es el reality
ResponderEliminarAbrazos compañero