martes, 7 de abril de 2015

De cuando terminan los partidos



                                                                                        Y el verbo amar en tiempo de desconjugación
                                                                                                                         (Ángel García López)

              Mañana volverás a recordar todo lo que me quieres. Lo murmurarás, coincidiendo con el pase de Iniesta o la tarjeta amarilla a Sergio Ramos, imagino. Porque mañana hay partido, no lo olvides. Dirás -muy bajito, eso sí- que me quieres y, mucho más alto, que no entiendes como Villar puede ser tan imbécil. Bueno, imbécil también soy yo, por creer que puedas olvidar el clásico de mañana, si llevo veintisiete años compartiendo tu felicidad de tardes muertas y noventa minutos más descuento.

                 Mañana volverás a gritar que soy injusta, como todas las mujeres. Luego, gritarás que fue penalti, mientras estiras ese dedo acusador que me conozco, ya ves, falange a falange. Esta vez, el destinatario de tu índice no seré yo, ya sólo te quedará para enmarcar tu odio ese tipo de negro que aún soportará tus desprecios desde su rectángulo de plasma. Soy injusta, además de inculta futbolísticamente, porque ahora también los árbitros van de amarillo, o de rosa pálido, cómo cambia todo…

                Cómo cambia todo, incluso yo, que no estaré a tu lado cuando Messi sea zancadilleado al borde del área de las desilusiones. Que no estaré planchando tus camisas, yencimaquemepongoyomañana, pensarás mientras cuentan los pasos de la barrera. Que no estaré  planchando, tampoco, esos recuerdos de un tiempo fugado. Ya ves, las soledades se fraguan igual que los goles en campo contrario, la ausencia es un marcador en blanco, y tú sin nada caliente que cenar…

                Mañana volverás a extrañarme, en tu silente desprecio de noches insomnes y radio con auriculares. Te atravesarás en la cama como te atravesaste en mi vida, ocupándola como un derecho, desbordándola como un extremo por la banda. Pero québientesaleelbacalaoalpilpil, ignorabas que las lágrimas del desamor traban mucho mejor la salsa, a esas alturas Cristiano Ronaldo lanzaba un trallazo al poste izquierdo, y resonaba en la madera toda aquella tristeza en bandolera, a las mujeres no hay quién nos entienda. Con lo ocupado que estabas tú trayendo a casa tu jornal de marido ejemplar y tus silencios hoscos en el sofá de orejas.
             

                Mañana volverás a mirar con suficiencia esa foto sobre el aparador. Estarás seguro de que volveré, cómopodríavivirsinmíesazorra, a aceptar esa tangana de codazos y tarjetas rojas. Los moratones en la piel eran lo de menos, acaban por disimularse, y al fin y al cabo son lances del juego, seguro que los centrales leñeros también pegan a sus parejas. Los otros cardenales, ésos que se iban incrustando en la agonía de los días muertos, no estaban hechos para tu vista de pantalla LHD y moviola a cámara lenta. En el fondo, en ese fondo al que habíamos llegado, nos queríamos mucho, más o menos como Xavi y Casillas, abrazados al final del partido.
 
                 Mañana, el final de partido será diferente. Esta vez no habrá prórroga para los imposibles que se fueron deshaciendo como azucarillos en la indiferencia de los años. Ahora quedarán las tertulias porquélastíassiempreestánconlomismo, sobre sistemas tácticos. Somos complicadas, cierto, es mucho más fácil el cuatro-dos-tres-uno y el doble pivote. ¿Sobre qué pivotó nuestro amor mientras se resquebrajaba? Mañana, el final del partido será diferente. No tirarás el mando de nuestro ayer sobre la mesa, entre  restos de patatas fritas y esos cercos resecos de abandono. Esta vez, no habrá prórroga.


                No hay prórroga, pienso en silencio, mientras el aire me orea los sueños y se abre un futuro en la terraza soleada del bar. Es más, no volveré a escuchar el alarido del gol para un amor anulado por el tiempo. Tampoco te volveré a escuchar a ti. A cambio te dejo esta carta que habla, básicamente, de fútbol. O no. Quizá hasta decidas leerla, aunque yo nunca escriba nada importante, ni comparación con los periodistas deportivos. Por cierto, te informo, el televisor ha sufrido un inexplicable accidente. Está para el desecho, igual que nuestro amor. Pero no te preocupes, habrá más clásicos del siglo, al menos para mí. Todo pasará, lo mismo que has pasado tú. Dejando el marcador a cero, y un amargo final en el olvido.


                                                                                     Accésit Roquetas. Abril 2015


26 comentarios:

  1. Muy buena jugada. Todo un placer empezar el día leyendote.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Algo extremoso.


    Siento en tu mirada ese calor de mi cuerpo que antes me hacía estallar en escalofríos de pasión y ahora son de miedo. No sé muy bien si es recuerdo de tu amor o de odio...miedo a la soledad o a esa mirada que tienes tan fría y despreciable. Todos los males que me hiciste pasar los he pagado con mis lágrimas y de alguna manera, mi vida se ha esfumado en cada una. Aún guardo en mí aquellos momentos en que fuí feliz contigo, pero chocan con la persona que eres ahora. Mi alma la convertiste en pedazos que poco a poco voy recomponiendo; un puzzle en donde cada pieza tiene un mal sabor de boca...y ya estoy cansada de levar tu cruz. No sabes que significado tiene para tí el respeto a una mujer y tampoco sabes lo maravilloso que eras cuando en tu forma natural, me hacías sentir la mujer más afortunada. Mi vida se ha quedado en nada.
    Hoy vivo tranquila sin saber muy bien que camino debo escoger pero necesito tomar una decisión y aún no se si estoy preparada. Me recuerdo cuando estaba llena de sueños y esperando de la vida cada fruto pero, sólo tengo vacios que se me clavan como alfileres. Han pasado días y años esperando verte cambiar. Sigo sin saber que hacer y miro la carita de nuestro hijo y no sé bién pero Dios me da fuerzas por darle un futuro que no sea igual que el mío...Ahora llega el momento de irme. Me voy con mis padres; a la cuna de un hermoso recuerdo para que mi niño crezca con el amor que tú no sabes dar. Me voy con mis padres y a tí nunca te volveré a ver...jamás te acerques a nosotros.

    - Ella abre la puerta con su hijo de la mano. Tiene miedo a lo que pueda suceder en ese momento y en toda la calle, se escucha un disparo de escopeta...


    Bambú y Buscador.

    ResponderEliminar
  3. Genial! Nunca hubiera imaginado una comparación entre un final de partido y una separación! me ha encantado leerlo y se me hizo corto...cuando se disfruta de la lectura queremos más. Ese final no hubiese llegado si el mando hubiese sido menos importante.
    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Encomiable esfuerzo de comunicación que demuestra lo del "valor doble de los goles", en campo contrario.
    Siempre abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Uf. Menos mal que a mi marido no le gusta el futbol.

    ResponderEliminar
  6. Él se lo ha buscado. La carta de ella especifica lo que es importante para él, así que entiendo que lo deje con su fútbol. Lo mismo hasta se lo agradece.
    Y yo te agradezco a ti esos quiebros líricos tan bien insertados que llenan de belleza la epístola. La mezcla de lenguaje común con ellos resulta muy atractiva.
    Un abrazo, Amando, buena pluma.

    ResponderEliminar
  7. Iba a hacer un comentario largo, iba a hablar del texto como tal y del fondo, pero me niego e estropear algo tan estupendamente expresado. Ojalá yo hubiera podido escribir alguna vez algo así, gracias.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Precioso, precioso texto, Amando. Tu protagonista se lo tenía bien merecido.

    Un abrazo

    Fina

    ResponderEliminar
  9. Caray...has tejido una historia genial partiendo de ese deporte que, en su mayoría hombres, consideran una genialidad...
    Cala profundamente, de veras.
    Mi aplauso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. carmen garcia vega8 de abril de 2015, 20:39

    Sencillamente genial..............

    ResponderEliminar
  11. Desapareció el comentario anterior.

    Excelente forma de conjugar el fútbol con el desamor. He sentido ese desencanto, esa frustración femenina. Te felicito una vez más por tu dominio de las palabras.

    Un abrazo o más, Amando.

    ResponderEliminar
  12. Magistral relato. La realidad misma para muchos pero con final que abre futuros...

    ¡Enhorabuena!.

    Un abrazo.

    ¡Enhorabuena!.

    ResponderEliminar
  13. Gracias, querido amigo, y un gran abrazo desde mi tristeza.

    ResponderEliminar
  14. EL AMOR SIEMPRE NOS MARCA GOLAZOS!!!! FULLLL RELATO.
    ABRAZOS

    ResponderEliminar
  15. Del futbol a la ópera: "Sposa son disprezzata".
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  16. Genial forma de describir el desamor; un doble partido jugado en paralelo en distintos campos.Fiel retrato del embrutecimiento que puede causar el fútbol, anulando la sensibilidad hacia el entorno familiar.
    Mi felicitación, Amando. Me encanta todo lo que escribes.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. Vivir dando demasiada importancia a lo que no la tiene, y no dando demasiada importancia a lo que sí.
    Vivir para nada.
    Magnífico.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  18. Toma! algo en su idioma, por fin. Tal vez así entienda.

    Genial paralelísmo.

    Feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
  19. Realmente bueno, Amando. Queda muy claro todo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  20. El fútbol, metáfora elegida, como pudiste hablar de otras canchas donde el desamor se teje, de partido en partido.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  21. Un texto brillante y real como la vida misma...El fanatismo lleva a la imbecilidad total.El futbolero,también.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  22. Una prosa llena de la poesía de los desprotegidos, de los que sufren en silencio que los arroyen los salvajes ausentes de neuronas, del silencio que se rebela cansado que lo trituren, peguen y desprecien. Saludos.

    ResponderEliminar
  23. me gusta el color y sabor que
    le das a tus textos

    ResponderEliminar
  24. Tratas muy bien un tema tan doloroso y complejo como es el deterioro de una relación. Lanzas, con maestría, un golpe franco contra nuestras conciencias. Saludos

    ResponderEliminar