Hoy también la invitaré a café. Puede que hasta añada un bombón. Un día es un día... Nada importa que resulte esquiva, que tras coquetear conmigo, se entregue desbocada -eso imagino- en brazos de otros. No importa, viene cada día a tomar café. Si la sé encontrar, se esconde en cada mirada por los pasillos de mi hogar desconchado.
Un día, es seguro, me abandonará. Pero hoy se desnudará otra vez a mi lado. Martes y trece, buen día para ser tentado por la excitante fortuna de vivir.
Pues eso, de vez en cuando la vida...
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