La mujer tiene los ojos cansados. La mujer que mira lleva toda la vida
esperando. La mujer que mira por la
ventana tiene la ciega esperanza de que un día aquella niña volverá. La mujer que mira por la ventana el parque
vacío recuerda bien aquellos instantes condensados en infinitos. La mujer que mira por la ventana el parque
vacío donde jugaba en su infancia cree identificar sombras aventando
coletas sobre la arena. La mujer que mira
por la ventana el parque vacío donde jugaba en su infancia a descubrir futuros
intuye que ha llegado a la estación sin destino. La mujer que mira por la ventana el parque vacío donde jugaba en su
infancia a descubrir futuros en ojos ajenos lamenta el tiempo escurrido
entre juegos estúpidos. La mujer que mira
por la ventana el parque vacío donde jugaba en su infancia a descubrir futuros
en ojos ajenos asomados tras una ventana sabe que ya nadie, nadie, la busca
desde allá abajo. Descorre los visillos polvorientos, sube definitivamente la
persiana, y deja que la brisa oree de una vez por todas sus recuerdos.
Abrir la ventana es necesario cada mañana. Y algunas veces también por la tarde.
ResponderEliminarEspléndido, tocayo.
Mirar por la ventana de vez en cuando es bueno. Reconocer el tiempo perdido no está mal... pero volver a la realidad y no cejar en el empeño de seguir creciendo es como una brisa de aire fresco que nos alivia y nos despierta de ese sueño suicida en que pensamos que todo está hecho, que ya no hay una puerta a nuestra espalda que se puede abrir, y que, inexorablemente nos conduce a otra habitación, o a la calle.
ResponderEliminarEstupendo escrito, como siempre, compañero. Un abrazo.
Genial!!! Muchas veces miro por esa ventana hacia el abismo de la vida..
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