La muerte ha
venido a verme esta tarde. Parecía algo apresurada y, de forma educada pero
terca, se ha empeñado en que saliéramos juntos. Al parecer, está muy interesada
en enseñarme cierto lugar que ella suele frecuentar. Podría resultar
interesante, según dice es un rincón muy tranquilo y acogedor. Veremos, en estos
tiempos donde el telediario es dios, ya no se puede uno fiar de nadie.
Hay canelones en la nevera. Lo dejo
advertido, por si –entre unas cosas y otras- no regresase a tiempo para la
cena.
De pequeño me dijeron que tuviera cuidado con las compañías. Y no digo más.
ResponderEliminarSi volveis a tiempo, invitala a cenar esos canelones con un buen vino.
ResponderEliminar¿ quien sabe? Lo mismo puede surgir una bonita amistad. O lo que sea.
Imposible superar tu historia ni los comentarios. Suscribo y, a vivir que son dos días. Besos.
ResponderEliminarYo llamo sabio al hombre que es consciente del peligro que encierran sus virtudes...
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha gustado como la muerte quiere ir a un lugar tranquilo.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Bueno, ya habrá tiempo para visitar ese lugar tan acogedor. Por ahora, disfrutemos de los canelones. Un saludo
ResponderEliminarPues, esta nevera me parece fatal así que los canelones que nos dejas podrían bien ser un regalo envenenado.
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