Resbala balón ante hombre
sentado en banco. Proyección en algún parque de esta película que casi nunca
nos apetece ver. Pasa un niño detrás, con deportivas a listones negros y la
mochila de los recuerdos aún vacía. Travelling de aromas a lilo y
descubrimientos al filo de la esperanza. Una pareja de jubilados discuten en
pantalla, reafirman el deterioro de cuanto los circunda, todo hundiéndose a su
alrededor, mientras caminan a paso gimnástico, receta del dietista de la
supervivencia emocional. Fundido en verde, y castaños de indias jugando al
escondite con la luz esquiva.
Zoom hacia dentro. Cámara ante el
espejo de un estanque vacío, un cartel avisa que hay una fuga en el circuito
que recicla las aguas tapizadas de angustia. Primer plano de hombre en el parque,
aspirando el murmullo de madres primerizas y perros girando –también ellos- en
círculo. Antes de que la pantalla pase a la siguiente escena, pongamos vermú
desde terraza al sol, el hombre arroja a la papelera azul el último recuerdo.
Podría ser una lágrima eso que se
desliza en eslalon por las arrugas de su presente. La iluminación contrastada
lleva a cierta confusión. Podría ser una lágrima, o quizá no. En todo caso, un imprevisto sin importancia, nada
imposible de arreglar con un toque sutil de maquillaje. El hombre abandona el
parque, remendado. Sigue el rodaje, cámaras. Sigue la farsa, acción.
Una reflexión introspectiva que nos lleva de la mano a nuestro interior...
ResponderEliminarMuy buena entrada
Abrazos.
La gran película de la vida. Recuerdos que se escapan a través del tiempo.
ResponderEliminarUn Abrazo Armando
Como si me viera en el parque de la Fuente del Berro junto a la estatua de Pushkin. Ahí me he visto.
ResponderEliminarTodas tus sugerencias, comentarios, correcciones son bienvenidas Amando.
Gracias.
Y seguirá la cámara. Mientras queramos.
ResponderEliminarDuro, pero compensa. ¿O es miedo?
una histria como la vida misma. Que bueno eres. Abrazos
ResponderEliminarQue escena tan triste, por mas que bien descrita, lastima que nos lleve directamente a cualquier parque de cualquiera de nuestras ciudades en cualquiera de los momentos actuales.
ResponderEliminarUn saludo.
La realidad supera a la ficción,
ResponderEliminarBuen relato descriptivo de lo cotidiano.
Un fuerte abrazo
La primera escena es fascinante!
ResponderEliminarLa farsa no tanto, pero que siga rodando la cámara que tú sabes captar muy bien la vida.
Saludos.
Mi máquina de fotos, sin objetivo previo, tras un barrido con un gran angular, cerró las cortinillas con el diafragma en inspiración, quedando el negro de una pantalla en su The end.
ResponderEliminarChapeau. Claqueta. Un abrazo sin subtítulos
Imágenes que se repiten cada día, en cualquier parque. En todos habitan seres, que lloran por dentro y por fuera.
ResponderEliminarUn abrazo, Amando.
Escenas en el parque y transcurre una vida de muchos, cada cual con su imagen, y su blanco y negro.
ResponderEliminarNo me gustaría ser quien graba la vida de otros si son tan reales.
Escribes tan bien como describes. Abrazos
¿Será que cuando nos salimos del guión, estamos entrando en realidad?
ResponderEliminarMe gustó mucho esa mezcolanza de actores y espectadores que somos.
Sin tu permiso, creo que voy a recomendarlo por ahí, je je.
Un abrazo Amando
ResponderEliminarRealidad, ficción o ficción de la realidad?... Igual, apasionante.
Un beso.
Una descripción, casi pictórica, de algunas escenas cotidianas con una prosa hermosa que nos lleva por pulcros escondites. Me quedo con una imagen cercana y que me dice mucho: el último recuerdo que arroja el hombre a la papelera azul.
ResponderEliminarUna delicia leerte. Un abrazo fuerte
"las aguas tapizadas de angustia....", son tan poéticas las descripciones como buenos los fundidos mezclados de realidad y ficción.
ResponderEliminarUn placer visitarte, Amando.
Esta película fue un poco triste.
ResponderEliminarLa vida es una película, donde los actores unas veces son protagonistas y otras meros espectadores. En cualquier parque se pueden observar vidas que entran y salen de ese escenario que da para tanto. Se entrecruzan personajes variopintos, solitarios tristes y melancólicos , inocentes niños que juegan sin más pensamientos que el momento, jubilados con un pasado, presente y un futuro comparable,... Una terapia para unos, entretenimiento para otros, diversión cuando se juega en él, el paseo por un parque puede ser una forma de compartir, de reunión, en fin, se podrían grabar muchas escenas dentro de él y rodar una buena película. Realidad o ficción ¡Quién sabe! hoy en día se parecen tanto. Un abrazo
ResponderEliminarQué hermoso... Tan cotidiano y tan preñado de tristeza y poesía.
ResponderEliminarY no por más repetida la acción es menos dolorosa ¡al contrario!... lo más triste es que en la vida no tengamos una voz amiga que nos salve con un enérgico: ¡Corten!... ¡¡Repetimos!!
ResponderEliminarabrazos
¿Ya huele a lilos en el parque donde has rodado esta magnífica escena...? Aquí, ni siquiera durante la semana en que el calor vino, dio tiempo a que florecieran... Y ahora, bueno ahora, mejor ni te lo cuento. Eso sí, los prunos se vistieron de gala.
ResponderEliminarTriste, hermoso, melancólico, real el relato como si unos ojos ocuparan el lugar de la cámara.