Decidme, ¿debo seguir
hablando
ahora que ya
florecen
silencios a la
orilla de los charcos?
¿Debo, acaso,
podar las ilusiones
de las
quinceañeras
que cogen al
descuido el autobús?
Quizás me haya
llegado,
sin darme
cuenta, el tiempo
de sentarme a
mirar desde el banquillo,
sentir que ya
anochece
sobre las
vanidades,
intuir
que se está bien
aquí, al resguardo
de ese relente umbrío,
de ese pavor que
suele aparecer
a media tarde
por las escombreras
donde
arrojé hace tiempo,
junto a un verso
oxidado, el corazón.
El traspaso que me ha llegado: podría haberlo escrito yo.
ResponderEliminarMe siento completamente identificada con lo que has escrito y con su forma.
Me gustas mucho más en tu poesía.
Pues no creo que nunca llegue el tiempo de dejar el corazón aparcado ni de mirar desde la barrera nada.
ResponderEliminarA veces, los versos oxidados son los que más lucen.
Saludos
Mi primer impulso ha sido el de gritar, consternado "No, no, Amando, por nada del mundo deberías tú quedarte en silencio". Me he sentido abrumado por la tristeza de tus versos hoy. Por un momento me has hecho llevar sobre los hombros la congoja y el cansancio de los largos años. Tan, tan triste... Mi segundo impulso es decir "No hagas eso, Amando, haces sufrir a tus lectores". Pero lo que finalmente te diré es "Te aplaudo, Amando, por un poema maravilloso, como siempre, teñido de melancolía, de lágrimas y de tiempo roto, de ése que jamás avanza hacia atrás".
ResponderEliminarPues quizás deberías pero tal y como te expresas, no te quedes callado mucho tiempo. Se necesitan voces como lo tuya que transmitan y nos hagan sentir.
ResponderEliminarSaludos Amando.
no sé si habrá llegado el tiempo de sentarse a mirar... no sé si es lo que importa... sólo pediría que no falte el corazón a la mirada!
ResponderEliminarme encantan tus poemas! un cariño grande,
Suscribo palabra por palabra lo que dice Fénix. Añado, quien escribe así nunca arrumbó su corazón a un lado.
ResponderEliminarMuchos besos, puede que oxidados, pero son.
En el ocaso es cuando uno menos debe callar. Lo mal llamado ocaso, es la cumbre de la sabiduría, la cima de la experiencia, y donde mas cunde también el aprendizaje.
ResponderEliminarAbandonar jamás.
Buen poema, pintado de amargura.
Abrazos Amando
Cuánta desolación en esa foto desde la que miras...
ResponderEliminarPero tu eres ajeno a esa desolación, como si la miraras desde fuera (igual que yo te miro desde aquí).
Y eso me alegra.
Si tu fueses uno de esos troncos, ajeno ya a todo, yo lloraría por ti. Pero¿ como hacerlo cuando eres capaz de conmover?.
No es solamente que estés vivo y activo, es que nos activas y vivificas.
¿Sentarse a mirar pasar el tiempo? ¿Sentarse a la orilla del río mientras la Vida pasa por la otra orilla? ¿Tan vacía queda el alma que no podemos escuchar el rumor del río, el gorjeo de los pájaros, las nubes jugando cuadros imposibles... una voz amiga que nos llama?
ResponderEliminarUn poema magnífico, excelente. Ni siquiera la nostálgica persona de la foto tiene la fuerza suficiente como para no permitirnos un segundo de reflexión... Yo daría la razón al protagonista del poema; y se la daría por mil razones, cada una más poderosa que la otra. Pero esas razones las conoce el autor tan bien como el lector.
La Poesía (si es buena) tiene el sacrosanto deber de emocionarnos, como ésta. Da igual en qué sentido. De alguna forma me recuerda algunos versos de Gil de Biedma.
Un abrazo.
Lllegan tus palabras, siempre, como aristas precisas señalando los contornos...al tacto de lo leido.
ResponderEliminarEntiendo esa duda...¿Ha llegado el momento?...
A veces me respondo...'No, es la vida la que decide cuando hemos de observar, mientras tanto seguimos en el terreno de juego, poco importa si nos arrastramos por él, o si andamos mermados de condiciones...es la vida la que decide, no nosotros, mientras tanto sigue el partido..'
El verdadero escritor quizá nunca llegue a conquistar nada y, sin embargo, siempre está a punto de perderlo todo. Hasta el corazón. Ya lo dijo Ágrafa: " Escribir es una enfermedad como la anorexia, que acaso consiste más en consumirse que en no consumir ".
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Entre renuncia, dimisión o resignación o como se diga y sabiduría un precioso poema. Entiendo eso de sentarse, no ir más lejos, entonces unos días después sigo en el camino.
ResponderEliminarPor favor, Amando, no podes las ilusiones de l@s quinceañer@s.
Un poema crepuscular. Me encanta por ese aire que yo leo no de derrota ni desesperanza, pero sí de melancolía por el paso del tiempo.
ResponderEliminarme ha gustado mucho.
un abrazo.
Reencontrarse con uno mismo, con la misma verdad vestida de tiempo, experiencias y realidad.
ResponderEliminarBesos,
Un bello poema que, efectivamente, deja un poso de melancolía... Amigo Amando: He estado un rato viendo tus últimas entradas, porque últimamente no he tenido mucho tiempo. Es siempre un placer pasar por aquí y disfrutar de tu inconfundible estilo. Gracias por tus comentarios en mi blog. Es un honor contar con tu apoyo y amistad. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarPoema cioranesco y sensacional.
ResponderEliminarUn abrazo.
buenas tardes, mis disculpas, no estoy pasando a comentar, casi nada...esto de poemar una ausencia, mirando el tiempo que termina,.. es muy bello!
ResponderEliminarun abrazo fraterno,gracias
lidia-la escriba
si quieres, en mi blog hay un unicornio,lateral derecho, premio aporte a las letras,búscalo!
www.nuncajamashablamos.blogspot.com
Nunca es tarde para rescatar el corazón, incluso de la escombrera. Pareciera que hablas de un destierro a la contemplación forzada. Hablas como si el protagonista se hubiese decepcionado de algo o alguien y explota con este poema cargado de cansancio y desilusión. Respecto a la escritura, está claro que es un diamante que vas puliendo con sabiduría y sentimientos. Enhorabuena por este regalo, sin envolturas ni embalajes. Está claro que vienes de ahí, de donde nacen las palabras. TE ADMIRO. Un abrazo.
ResponderEliminarQuizás es no llegó a llegar el tiempo en que la luna quería subirse la falda, para dejar que la noche os pillase en un resguardo de brazos.
ResponderEliminarQuizás a media tarde las aguas teñían ya las sílabas que daban aliento a las cinturas y tejían, entre bambalinas, los versos por escribir.
Un abrazo. Sin quizás condicional. Desde el corazón gitano.
Magnifico escito, un gusto leerlo, a veces uno arroja al corazon.
ResponderEliminarMomento de sentarse en el banquillo, de arrojar el corazón, de esperar ese ocaso, todo momento llega, es verdad.
ResponderEliminarUn abrazo, Amando.
No te sientes compañero a esperar agazpado, como un alacrán sin piedra ni resguardo. busca sin desatino y afronta el rodar candente de la rueda del destino.
ResponderEliminarJoder con los charcos. Cada día alucino más.
Un Abrazo.
Pues no sé bien que opinar fijaté. A días pienso que ya se debe dejar el paso a la espera. Otros, que jamás se ha de claudicar. Me ha encantado. Un abrazo.
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ResponderEliminarRotundamente, no. Y de paso me respondo a mi misma... porque confieso que he tenido la misma inquietud, las mismas dudas. Tengo un poema que titulo Ahora que está anocheciendo, en el que planteo preguntas parecidas como:
Apagaré sonrisas?
No escribiré poemas al amor?
Trataré de olvidar el sabor de un abrazo?...
He de volar mas bajo, para olvidar el sueño de encontrar la ternura que aún echo de menos?...
................. Aparcaré los sueños en olvido,
o volveré a vivir, plena la noche,
hasta sentir su último latido?...
Ya ves, coincidencias de poeta.
Besos
De eso nada, amigo.
ResponderEliminarAhora mismo el sol del ocaso se está bañando en los últimos charcos de la tarde. ¿Si él puede, por qué tú no?
Besos.
Sentarse a mirar?. Nunca.
ResponderEliminarDejar tirado el corazón?. No es una opción.
Son preciosos tus versos, pero su mensaje fatalista no les hace justicia.
Ese ánimo arriba!. Hay muchas cosas por descubrir mañana que no puedes ni imaginar hoy.
Un abrazo.
Nostálgicos versos, a veces nos sentimos así, como si hubíéramos arrojado hace tiempo el corazón. Pero no es verdad, lo seguimos teniendo, si no ¿de dónde salen los versos?
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bueno este poema, me gusta mucho, es muy profundo.
ResponderEliminarCreo que no, que se tenga la edad que se tenga no hay que sentarse a mirar...
Saludos
Te recomiendo ver " El reposo del guerrero " de Érika Collado - http://www.eyeseich.com/p/videos.html -, cortometraje en blanco y negro de 13:20 minutos, rodado en Jaén. Cámara digital de fotografía Leica, presupuesto 0,80 céntimos.
ResponderEliminarUn año de dedicación, bien cuidado, escrito y narrado. Para que recuperes la esperanza y la confianza en este mundo.
Un abrazo fuerte.
Versos hondos y hermosos, pero también terribles. Ante ellos, al menos ante gran parte de lo que dicen, cumple guardar silencio, un respetuoso silencio. No obstante, Amando, pese al miedo inevitable, la vida nos pone siempre en otros caminos, si el que llevamos se acaba.
ResponderEliminarUn abrazo, y nada de callarse...
Claro que hay que seguir hablando, sobre todo para que el silencio se acostumbre y piense que el sitio es suyo.
ResponderEliminarBesicos.
La edad está en el alma Amando por mucho que nuestro carnet arroje una fecha. Cada etapa tiene unas cosas, nos hemos de acomodar a ellas, pero por favor, no te calles no dejes de escribir tan magnificamente. A veces un descanso es necesario, pero solo eso un intervalo.
ResponderEliminarUn abrazo grande,
Eva.
Y sin embargo, sentarse a mirar es quizá la mejor de las funciones. La melancolía es un momento de regusto dulce, un sentimiento poderoso que no impide al amanecer volver a despertar. Precioso poema.
ResponderEliminarsentarse un rato para recuperar el aliento, pero luego seguir, siempre seguir.
ResponderEliminarDescubrirte ha sido la mejor forma de empezar un lunes.
ResponderEliminarImposible no querer quedarme.
Un bersazo desde drogasyamoor.blogspot.com.es