Iba a comenzar
la ceremonia anual de premios cinematográficos. Esta vez no había duda, la
estatuilla sería para mí. Había bordado el papel de mi vida, y no es un símil
valorativo. Quiero decir que había interpretado mi propia vida, con todos los imposibles matices de quien se
suplanta a sí mismo.
El personaje creado -tan ajeno a mí, por otra
parte- quedaría en la historia de la pantalla como un hito actoral. Sentado
cómodamente sobre la butaca de mi vanidad, paladeaba de antemano el triunfo,
repasaba de memoria la lista de agradecimientos que recitaría en el escenario.
Ni me mencionaron, todo sucedió
como si yo no existiera. Esos críticos de mierda no entienden de auténticas representaciones. No
entienden de vidas, posiblemente. Dieron el premio al engreído de Marcial
Ovejero, que lo recibió con la prevista impostura emocionada. En su detestable
peli, el muy gilipollas pretende dar credibilidad a un inverosímil vendedor de
biblias metido a detective aficionado, por supuesto en un entorno de crímenes y
misterio. Ni comparación con mi historia,
ustedes dirán.
nunca nadie, en el muundo que me a tocado vivir, con solo 37 años (abuelillo),he visto a nadie ser premiado por lo que es, siempre premian mentiras. Tanto en la vida intelectual como en la "Pública"
ResponderEliminarCinismo.
Tu texto maravilla...Abrazos
Amando vivía solo en la rue Lafayette, donde hemos llegado mientras amanecía. Con amabilidad de anfitrión ha preparado una nueva obra maestra.
ResponderEliminar¿ ¿ A qué distancia está este pensamiento de tu acción ? Sea cual fuere, la he recorrido en un segundo.
Estoy sobre el ordenador, muerto. Sin atreverme a salir de mi alma, he mirado a través de tus maravillosos escritos y he visto como en los comentarios la gente habla sin sentimiento.
Un abrazo fuerte.
Un abrazo fuerte.
Pero bueno Amando, ya que iba a toda velocidad leyendo pues tu historia me absorvió y pones un punto final, y pienso : así es la cruda realidad ...preferimos ignorarla.
ResponderEliminarMi enhorabuena, me ha encandilado,
Besos muchos ♥♥♥
De impostores va la cosa. Si es difícil hacer creible a un vendedor de biblias-detective, más difícil es hacer que se crean que un personaje ficticio "ajeno a ti" pueda ser tú mismo.Aparte está lo aburrida que debe ser contar una vida vulgar. Los crímenes y los misterios siempre han vendido.
ResponderEliminarCreo que el premio estuvo bien dado.
Saludos.
Tu historia es muy bonita.
ResponderEliminarCuando llegó el vendedor de Biblias a mi puerta, apostando por saber los recovecos de mi pasado, me percaté de que era un personaje de un corto.
ResponderEliminarCon más trazas que fundamento, y muchas más trampas que uno sólo de los fotogramas que tú habías hilvanado.
Un abrazo.
Siempre me he preguntado esto de como hacer "creible" a otros , la vida o lo que no se es....porque algunos no necesitan ser actores para representar vidas ajenas historias imaginarias...lo hacen con su vida misma...para mi eso es un desastre ...pero como cada quien se responde a si mismo...así será...
ResponderEliminary lo peor e injusto es que muchos hasta son premiados cuando han armado una genial historia y los inocentes les creen ...
saludos!
Ni comparación, es cierto. Somos actores de nuestras propias vidas y a veces lo papeles que nos toca representar son realmente difíciles.
ResponderEliminarMuchas gracias por todo.
Un beso!!
PD: Yo querría que el SAMUR siguiera rescatando gente... Seamos positivos. :)
Me he quedado con las ganas de conocer esa vida. Debió de ser de muerte, a tenor de la que recibió el premio. Hilando fino.
ResponderEliminarTres abrazos de osa.
"Ni comparación", claro, que cada uno está empapado de lo suyo y el resto de la humanidad es algo menor si comparamos.
ResponderEliminarMe ha gustado todo lo que has dicho sin decir directamente. Una lección sobre engreimiento y "ninguneo".
Abrazos.
Nunca demos nada por hecho, amigo Amando. Aunque sinceramente yo te hubiera dado la estatuilla y un fuerte aplauso.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Pues claro querido Amando! A quién puede interesarle la vida de uno mismo; de un mortal ninguneado, empequeñecido por la vida, desahuciado por algún tipo de fama o escándalo... Son mucho más interesantes aquellas vidas impensables, irreales, imposibles (en fin, una de esas que no existe nada más que en la imaginación, dónde vas a dar. Un abrazo.
ResponderEliminarJeje, cuántos casos como ese se darán en la realidad. Creo que refleja muy bien el carácter del protagonista, y creo que en su crítica sobre Ovejero se da precisamente lo mismo que en él. En fin, que has hecho reír.
ResponderEliminarutah!
ResponderEliminarSeguramente así está el cine de blockbuster holiwoodense.
Sugestiva historia, Amando.
Saludos.
Gran critica, a veces premian a los que menos se merecen y uno se queda atónito.
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ResponderEliminarEs lo que tiene sobrevalorarse. Además, los críticos no siempre valoran con justicia.
Tu protagonista tendrá que seguir inventando historias imposibles...
Buen domingo, poeta
El sillón de la vanidad ayuda a veces al ego, pero a la larga incomoda: nos hace sentir en permanente vilo...por lo demás, estoy convencido de que tu historia es mejor que la de ese lacayo de la crítica que seguramente dedica más tiempo al compadreo que al trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarVaya, me ha encantado este relato en el que aparentemente como en el mundo del artisteo, la vida real puede ser de igual modo una farsa. Una cosa es como nos vemos o queremos vernos o incluso como queremos que nos vean y otra como nos perciben los demás. Hay personas que piensan que se merecen todos los honores del mundo por su buen hacer(ver) y la vida de otros no es tan interesante ni tan creíble por rara que parece. No es bueno saborear anticipadamente un triunfo. Claro, que metidos en el papel, ¡Quien sabe si de esa interpretación del protagonista, depende su propia vida! puesto que demuestra una necesidad de ser admirado por sus propios méritos, vanos y engrandecidos. Muchas veces la realidad exagerada supera a la ficción más creíble. Un abrazo
ResponderEliminarInterpretamos muchos papeles al largo de la vida y cada uno los entiende a su antojo.
ResponderEliminarMagnífica idea esta puesta en escena.
Yo digo...Hay un premio para ti...como en ese programa tan popular...entrarás victorioso para darnos tu discurso...tiemblo al pensar en ello...Con que nos sorprenderás?
ResponderEliminarEstupendo este escrito amigo¡¡