Perseguía erratas sin descanso, era su obsesión. Coleccionaba defectos
de imprenta, tanto en lujosas ediciones únicas, como en multitudinarias
tiradas de bolsillo. Llegó a acumular miles de ellas en aquel baúl, un tropel
desordenado de frases extraviadas, letras confundidas y vocablos en pleno
desvarío.
Cuando consideró que su
obra estaba a punto de terminar, abrió la tapa del arcón, exhibió ante el
espejo su sonrisa más escéptica, y se introdujo dentro. Siempre había sido
consciente del lugar al que pertenecía.
El tipo de la imagen -quien, por cierto, poco tiene que ver con el protagonista del micro- es Julio Silva, diseñador de la primera portada de Rayuela, en 1963. (Fotografía de Rafa Francés)
Qué imaginación la tuya, Amando. Imaginación que unida a tu excepcional habilidad para someter el lenguaje a tus propósitos, hacen siempre de tus textos una auténtica delicia sorpresiva. Genial! La foto, encantadora y divertida. Un gran abrazo.
ResponderEliminarel perseguidor... principal perseguido...
ResponderEliminarbuenísimo texto e imagen! cariños,
Llegué por casualidad y por curiosidad, leí tu entrada, vi la foto, miré tu perfil y decidí quedarme con tu permiso.
ResponderEliminarUn besote.
¿Quien fue primero la imagen o el texto? Un abrazo
ResponderEliminarCuriosa afición la de los moradores de las tinieblas, que buscan errata.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Que buen micro. De gran imaginación y que te hace pensar.
ResponderEliminarFelicidades también por la foto con que lo acompañas, una joya.
Saludos
Magnífico "micro" con la acidez y lucidez a la que nos tienes acostumbrados y un maravilloso homenaje a esa cubierta inolvidable del libro de Rayuela que recuerdo perfectamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta la idea de acumular erratas. Tal vez no, exactamente, pero es una delicia cómo lo cuentas .
ResponderEliminarPues ya sé quién es Julio Silva y Rafa Francés.
Un placer leerte, como siempre, Amando.
Sin duda consideró demasiado pronto la terminación de su obra o que el arcón no era lo suficientemente grande.
ResponderEliminarSaludos Amando.
Precioso, algún día con tu permiso, lo pondré en mi página.
ResponderEliminarJuegas con las palabras o las palabras juegan contigo, el caso es que no hay, o yo no encuentro errata en tus escritos. Una simpática foto, jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nuestra mejor carta de presentación, sin lugar a dudas. (acumular errores). El protagonista de tu relato lo tenía muy claro, el baúl, que mejor sitio.
ResponderEliminarUn abrazo, amando
Fina
Pues yo podría acrecentar esa colección con un buen número de erratas leídas últimamente, y es que los libros actuales salen... como salen (no hagamos juicios).
ResponderEliminarSimpático texti-tuyo, con homenaje implícito a esa portada de "Rayuela", con una rayuela como no podía ser de otra forma.
Abrazos.
Es un relato que lleva tu firma personal , define para mi entender tu mente.
ResponderEliminarIgual que el protagonista tiene muy claro lo que quiere y como hacerlo, y si es preciso cierra después la puerta. Así , desde esta distancia veo yo parte de tu personalidad.
Es brillante el micro.
Besos muchos siempre ♥♥♥
Hay que ser consecuente con uno mismo y que menos que serlo hasta el último minuto de vida. Me gusta lo original que eres. Y se agradece, mi amigo!
ResponderEliminarSiempre tu ingenio.
ResponderEliminarMe has hecho pensar... la vida del hombre no habrá sido una errata de algún Dios despistado?...
Dos besos
Perfecto imperpecto, me apasionan esos personajes que siempre saben cual es su sitio.
ResponderEliminarMagistral Amando.
Abrazotes (¿es una errarta?
Brillante relato. ¡Genial! Saludos y felicitaciones de la Sociedad Argentina de Escritores Filial Villa María- Córdoba.
ResponderEliminarAmando, te doy la bienvenida como seguidor de mi blog. Compartimos el gusto por la poesía y la buena literatura.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
He podido pensar en todo esto después de leerte:
ResponderEliminarDar vueltas en torno a una érrata es un modo meláncólico de que todas las erratas de la vida den vueltas en torno a uno. Más que la tranquilidad del que se siente a salvo tras sortear un peligro, él sentía la de quien descansa después de una larga y tensa vida. De ocupar toda su mente, como pasa cuando uno se enamora, la Literatura pasó a ser una desconocida. En las dos etapas se está muy cerca de lo irreal, como yo lo entiendo, pues en la primera es como si él mirara directamente al sol y en la segunda como si sólo entreviera en la penumbra: la Vida como la Literatura exige la adecuada distancia...
He vuelto a mi mundo de ficción, y en él permanezco con empecinamiento. El silencio espeso dura uno, dos, cinco segundos. Me escucho rompiéndolo...
Un abrazo fuerte.
A veces la literatura confunde, a veces los que cometen más erratas son los mejores escritores.
ResponderEliminar¡Elegante esa sonrisa escéptica! Saludos
ResponderEliminarYo pienso, Armando, que podía haber hecho una antología de esa colección, para que nos fuese más accesible esa obra ingente...pero sí, meterse en el arcón con ella parece coherente. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarFue como ponerle la cereza al pastel. Hay que ser modestos y reconocer que somos eso: una errata. O, que la obsesión nos lleva directamente al baul.
ResponderEliminarCoño qué escrito más raro!
Bicos.
Muy bueno Amando, una moraleja de la vida misma... Saludos, Anna
ResponderEliminar¡Qué duro sentirse una errata más! aunque la sonrisa de la foto lo desmiente y solo dice : se acabó.
ResponderEliminarEs fàcil que se me encuentre por ese baúl....
ResponderEliminarAbrazos
Yo coleccionaba frases redondas, sin la más mínima errata, hasta que el espejo me devolvió la primera arruga.
ResponderEliminarAhora me rindo a no perseguir perfección alguna, y el pacto con el espejo parece en empate técnico.
Muy bueno. Un abrazo
Ingenioso y original textimonio, Amando, somos lo que somos y reconocerlo es de sabios. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarInteresante colección.
ResponderEliminarY, como siempre, tu pluma nos encanta con geniales pinceladas.
Abrazos.
Me encanta, y aprovecho tu texto para reivindicar la belleza de lo erróneo.
ResponderEliminarFULLL, SIEMPRE FULES TUS RELATOS.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Tiene que ser acojonantemente bonito ver la belleza de los errores, pero más aún más bonito reírte de los tuyos propios. Me encantó. Un abrazo.
ResponderEliminarhttp://elchicodelmetro.blogspot.com.es/
El pertenecía a las letras. Al fin de cuentas, las erratas también lo son.
ResponderEliminarMe encantó.
Abrazos...
Al menos, reconocía también sus limitaciones... ¡Muy bueno! Un abrazo
ResponderEliminarEncontramos la felicidad en lo que más se parece a nosotros.Aunque desconozcamos un "Por qué".
ResponderEliminarUn abrazo afectuoso
El ser humano ha de ser consciente de sus imperfecciones y es por ello que todo lo que crea, es igualmente imperfecto. Se podría estar todo el tiempo del mundo coleccionando "defectos" porque nunca dejamos de tenerlos ni de cometerlos. Lo importante es conocer nuestras limitaciones como seres humanos que somos. Me gusta este micro porque abarca la temática externa y la de detrás de las palabras. Incluso las obras más importantes, como las personas más sabias también llevan tara. Un abrazo grande.
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