Hay en mí un vacío atroz, una indiferencia que me hace daño (Camus)
Vivir era sencillo, entonces.
Dividíamos el mundo
entre buenos y malos,
ricos y pobres, indios y americanos.
Todo encajaba, y los verdugos
tendían su conciencia
a orear en la soga del ahorcado.
niveles altos de glucosa en sangre,
alguna cicatriz, y sobre todo,
intuir que en el cajón
donde se deshilaba nuestra historia,
Robin Hood era un sicario
que cobraba su mezquindad en negro.
Lo peor del tiempo era
su pátina que sepultaba estantes,
ver el polvo anegando
esa tosca embriaguez de barricadas,
el genoma común de la impostura.
Envejecer supuso
adivinar, aunque fuera ya tarde,
el rencor que subyace en la ignorancia.
Saber que en el baúl
de los juegos no quedaban ya indios
ni vaqueros, tan solo soldaditos
con el alma de plomo
y el gesto del vacío en la mirada.
Pretendía hoy señalar que, con el
Río Ungría de la Diputación de Guadalajara y el Dolores Ibárruri, de Gallarta,
recibidos en diciembre, se cerró mi esperpéntico carnaval de oropeles
literarios dosmiltrece. Glorias y miserias, aquello de lo social, el
talibanismo de café y wasap… Una cosa llevó a otra, y me atracó este texto
sobre la caducidad de las categorías. Verdad, justicia y lucidez pisoteadas, entre quienes dicen defenderlas, con más saña que la empleada por aquellos que
siempre las ignoraron. La cercanía atroz de los opuestos, especie de Janos anclados por la
estupidez y la intransigencia. Todo discurso al respecto se podría resumir en
una errática mueca de estupor, un perplejo signo de interrogación.
Siempre resulta difícil aceptar convivir en perenne contradicción.
ResponderEliminarDebemos trascender el adversariato natural que nos envuelve y brindar una mirada cordial a la realidad.
Suponiendo que exista tal cosa.
UN ABRAZO, FELIZ 2014.
Envejecer supone encontrar las respuestas, casi siempre dolorosas, a las preguntas que antes ni siquiera nos hacíamos. Tus poemas siempre hacen pensar, eso del genoma común de la impostura me inquieta. Gran poema, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo
Ahora cualquiera viene y te pasa la mano por la espalda y a saber si trae paños o cuchillos. Todo es muy confuso.
ResponderEliminarSalud-ando
Es un placer seguir tu blog, el blog de un erudito escribidor, concursante de poemas y relatos, ganador a veces y merecedor siempre. ¡Vamos a por el catorce!
ResponderEliminarSaltibrincos
Envejecer es perder la posibilidad de abrir el mundo con la llave de los misterios. Se desmoronan muchos mitos, sí, pero también se colonizan la ironía y el humor.
ResponderEliminarAbrazos, Amando, campeón de muchos premios, por supuesto bien ganados, no los menosprecies, hombre.
Es cierto todo cuanto escribes. Pero escribir es dejar por parte del escritor un testamento de la actualidad que vive y respira.
ResponderEliminarDuro poema. Las personas que sufren y soportan contradicciones atraen a la mayoría de la gente, porque les gustaría llevar esa vida, aunque su prudencia, su cobardía, su debilidad, su carencia de de recursos morales les lleva a evitarla.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Era más fácil entonces, de acuerdo querido Amando. Pero nuestra personal evolución pasa por todo lo que cuentas. Lo único que constato y detesto es, "...el rencor que subyace en la ignorancia"
ResponderEliminarUn poema mordaz por lo que muerde. Muchos besos para tus versos, siempre.
Nada enseña más al hombre atento que el paso del tiempo. En este poema articulas con gran brillantez tus conocimientos de la historia y del ser humano con una sensibilidad finísima para el asunto del tiempo. Tus meditaciones adquieren una textura que hubiera sido la envidia de cualquier filósofo si hubiera llegado a acceder a ellas. Pero, Amando. Nadie, nadie nunca, podrá hacerlo. Lo digo yo, en quien la esperanza va secándose como una incierta maceta. Quizá nadie ha sabido como tú, con una sabiduría auténtica, carente de todo academicismo estéril ( aunque demuestras cada día que no hay dato académico que no conozcas ). En otro tiempo te hubiera dicho que tienes la historia de este país en tu cabeza y, sobre todo en tu corazón, pero hoy sabemos que ambas cosas, corazón y cabeza, no son sino nombres de lo mismo...
ResponderEliminarAclaro, estimado poeta, que si he guardado silencio en cada una de las anteriores entradas compartidas ha sido por no repetir adjetivos... contigo se me acabó el repertorio y repetirme sonaría vacío. ¡¡Pero qué bien sabes poner las palabras, caramba!! Qué lujo es leerte.
ResponderEliminarUn abrazo grande
La complejidad de los tiempos, que se adentra en las conciencias, precisamente con la edad. Me pareció de una lúcida belleza, con dos pizcas de sabiduría y un pellizco de añoranza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sólo espero que este tienpo pase, y podamos reconocer al hombre, lejos de tanto esperpento.
ResponderEliminarTu mirada tiene esa claridad meridiana que no todos se atreven a enfrentar. La mayoría intenta ir esquivando las cosas, luego advierten, tarde, que el final es igual para todos. Injusto. Parece, a no ser que si exista en más allá y me demuestre lo contrario. Saludos cordiales, mi amigo.
ResponderEliminarDesolador pero magníficoo poema, Amando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho, no deja vacíos leer tus escritos.
ResponderEliminarAy con el vacío y la indiferencia de Camus. No creo que tengas un alma de plomo. Envejecer es pasar de las certezas a las dudas, lo único que podemos hacer, nosotros que asumimos nuestras canas, es huir de los siemprejovenes y de sus convicciones retrogradas e imbéciles.
ResponderEliminarUn abrazo , mon ami, venerable anciano.
Gracias amigo por los comentarios en nuestro blog Raíces de Papel. Al acercarme al tuyo, descubro un torrente de emociones en tus escritos y un lugar de referencia para perderse por caminos poco transitados.
ResponderEliminarEnhorabuena, y un abrazo. Javier.
Envejecer supone adquirir conciencia de la realidad, aparcar los sueños o las pantomimas y manejarlas a tu antojo, cuando quieres huir o cuando quieres autoengañarte de que todo está bien.
ResponderEliminarUn abrazo Amando y no dejo de felicitarte por tu blog y por tus letras. Eres un maestro!!
Bonjour viejecito. Insuperable el poema. Certero el texto.
ResponderEliminarEnhorabuena y abrazo.
Amando, yo he pasado por aquí a "robar".
ResponderEliminarEse poema tuyo ya se puede leer en rumano.
Abrazos.
¡Buenísimo! Me gustó mucho.
ResponderEliminarDoble de abrazos.
Excelente remate para un gran poema.
ResponderEliminarEnvejecer es despertar a la dura realidad de una vida en gris que antes pintábamos de colores.
Hay que ver el juego que nos dieron los indios y los yankees y lo equivocados que estábamos al respecto.
Encantado de leerte Amando.
Saludos.
Supongo que tendrás razón en la cuestión de envejecer, yo todavía aún no me he puesto a pensar sobre ello, jeje
ResponderEliminarFelicidades por todos esos premios que tanto cuesta ganar, Amando. Me imagino que son un reconocimiento gratificante.
Un abrazo.
Un gran poema.
ResponderEliminarCon el paso del tiempo además
de viejo,el hombre se hace
mucho más sabio.
Un abrazo grande
Envejecer es el contrapunto a la sabiduria y la experiencia que se gana con los años. No todo va a ser ganar ¿verdad?
ResponderEliminarUn placer pasarme por aquí y leerte. El listón cada vez está mas alto, y subiendo.
Un abrazo,.
Envejecer conlleva ciertas pausas y algún que otro trueque de nostalgias y el fondo del baúl comienza a mostrar su desnudez.
ResponderEliminarAbrazo.
Tengo 26 años y bueno, los años van pasando, poco a poco la juventud va quedando atrás y cada año se aprenden muchas lecciones, envejecer supone aprender, saludos.
ResponderEliminar***el rencor que subyace en la ignorancia***
ResponderEliminarMe he ido bebiendo tus palabras hasta llegar a esta frase que la siento importante y tan verdadera que aquí, no pude beber Amando, sólo impactarme por la gran verdad que dices y el mal sentimiento que provoca para el que así siente y el contagio para el resto del mundo.
Besos ♥♥
Que quieres que te diga, ennvejecer no gusta mucho, pero tiene sus compensaciones, como por ejemplo la experiencia que nos hace ver con más claridad todo, aunque eso puede actuar como un arma de doble filo, porque cuanto más se sabe menos se "vuela..."
ResponderEliminarAbrazos
Fina
Fantástico poema. Bello y doloroso. De que uno aprende de que va la vida...
ResponderEliminarUn abrazo Amando
Qué buenos estos versos, metáfora, imagen, o cómo se pueda llamar…
ResponderEliminar…tendían su conciencia
a orear en la soga del ahorcado.
Y qué bonito el final, tan nostálgico y cierto. Una gran poesía, es inevitable envejecer, y es inevitable todo lo que trae aparejado, y lo cerca que nos sentiremos de la muerte, y todo ese hilo delgado que es la vida.
Besos Amando.
De nuevo admirada por esa exacta dosis de pérdida y ternura de tu poesía, Amando.
ResponderEliminarAbrazos.
SI MI AMIGO, AHORA SOMOS MAS Y NADA.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Me ha encantado. Me gusta desde el primer verso "vivir era sencillo entonces"
ResponderEliminarQue bueno. Saludos
Me educaron para hombre adinerado, pero ahora, prefiero ser un indio que un importante abogado.
ResponderEliminarAhora les molestamos todos.
Abrazos Armando.
Yo ya no sé si soy de los nuestros. ¿Quién es el malo?
ResponderEliminarUn saludo
JM
Todo tiene un antes y un despùès, la vida va pasando y nosotros con ella.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Envejer supuso crecer y darse cuenta de que las cosas no eran como pensábamos . Buen poema .
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar y comentar en mi blog . Un saludo.
Muy buena la conciencia de los verdugos puesta a orear en esa soga, muy bueno en fin el reflejo que nos trae tu poema, y ese final vacío, de humo ;) tan tuyo... Gracias Amando, seguiremos buscando la llama
ResponderEliminarJuntar años es vivir la vida y también conocer su lado oscuro; aún así, siempre es hermosa toda vida que no se deja embaucar por los que comercian con ella y sacan rendimiento por el precio que sea.
ResponderEliminarSupuso amueblar esa casa en las afueras que es la memoria.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Amando.
La conciencia de un verdugo nunca pasa por la expiación de sus actos (los verdaderos verdugos dan las órdenes a los sicarios y después se lamentan ante los espectadores compungidos).
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