Werner Herzog vio por primera vez un coche a los once años, y su primera conversación telefónica se retrasó hasta los diecisiete. Casi al tiempo, se le inoculó el virus del cine, quizá movido por su amistad temprana con el también peculiar Klaus Kinski.
Los no menos peculiares progres de los 70, tras empacharnos de nouvelle vague y de esteticismo italiano, aterrizamos en el nuevo cine alemán, con el Fassbinder y el Wenders a la cabeza. Y allí nos encontramos con este extraño bávaro y su demencial (o no) Aguirre. Con su autista (o no) Kaspar Hauser.
Aparto la cólera de Dios, y me recreo en el enigma del niño encerrado en un sótano hasta su juventud. Bajo el expresionismo formal, se azota todo el comportamiento de la sociedad burguesa, racional y cuerda, desmoronada ante la grandiosa simplicidad del insociable muchacho. Al final, el enigma de Kaspar Hauser es el enigma de los demás, de nosotros los "normales" espectadores del circo, el perfecto acta notarial de nuestras miserias.
¿No oís esos espantosos gritos a vuestro alrededor, que comúnmente llaman silencio?...
¿No oís esos espantosos gritos a vuestro alrededor, que comúnmente llaman silencio?...
Luego, iluminados, los progres de los 70 debatíamos en tortuosos cinefórum. Y decíamos que el raro era Kaspar.
https://www.youtube.com/watch?v=KO7NuRVGwUI
http://www.biosstars-mx.com/w/werner-herzog/biografia.html
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