¿Susto o
muerte?, conminó, en su tono más agrio, el Gran Inquisidor, ante la apatía
de los restantes miembros del solemne Tribunal.
El reo titubeó, presintiendo acaso un destino tan incierto como su respuesta.
Hereje a su pesar, ignoraba aún que se hallaba ante la casilla trampa del
entonces popular Juego del Santo Oficio.
Segundos después, el
infeliz había perdido la partida. Que
hubiera elegido susto, murmuró Fray Tomás de Torquemada mientras perfilaba
su rúbrica divina sobre el tablero oficial de la condena.
Que hubiera elegido susto… Una buena partidita, así lo había
aprendido en el Seminario Intensivo de Teología Aplicada, resulta el
complemento idóneo para el rezo de Vísperas. Amén.
Retorcidos y desangelados, estos inquisidores.
ResponderEliminarAbrazos tranquilos.
un texto complejo y lleno de vida
ResponderEliminarabrazos
Qué falta de empatía por parte del reo, si "susto" al final es lo mismo, pero a fuego lento, que más le daba. Con estos descreídos no hay manera de hacer durar una partida.
ResponderEliminarAbrazos, siempre abrazos
Como siemple, lógico genial ...........un abrazo.
ResponderEliminarAnte los inquisidores siempre se elige muerte, porque no hay elección. Perdió la partida pero los dejó sin diversión. Saltibrincos
ResponderEliminarQué bueno, Amando, el título es todo un hallazgo para este micro que invita a la carcajada desde la más sagaz ironía del contenido. Jugosa, como siempre, tu esperada entrada de los martes.
ResponderEliminarAbrazos.
Amando, muy bueno tu micro-relato; con sarcasmo ,pones de manifiesto la crueldad y el cinismo de los inquisidores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahora hasta podemos esbozar una sonrisa ante la ironía del jueguito, sin embargo, muy en el fondo, algo sigue helando la sangre ante la mente tortuosa de los jueces eclesiásticos, devenidos en dioses.
ResponderEliminarAbrazo, Amando.
Un inquisidor, se equivocó y tomó un hierro candente por el extremo que no correspondía. De su mano salían vapores como de carne a la brasa. Miró al reo y a la demás gente que formaban el tribunal y dijo: ¿Lo perdonamos?.
ResponderEliminarAmén, aunque se revuelven las tripas con los señores inquisidores, tanto los del pasado como los del presente.
ResponderEliminarUn abrazo.
supongo que aunque haya cosas que se aprenden, esto es así porque se deja uno enseñar.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues se me escapó una sonrisa, pero el tema tan trágico, bien merecía una entrada como esta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Armando, un toque de ironía en temas espinudos resulta necesario, porque la sola lectura de la palabra Inquisidor resulta poco grata.
ResponderEliminarAbrazos siempre querido escritor.
¿Es posible saltar un turno en este juego?
ResponderEliminarFULLL, EXCELENTE COMO SIEMPRE BROTHER.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Hay muchos "Fray Tomás de Torquemada" que actualmente exigen a otros elegir su futuro, "a sabiendas" de que cualquiera de las opciones posibles tienen el mismo resultado. La diferencia es que según cual se tome se sufrirá más o menos hasta llegar a la meta "preparada". Estas personas buscan placer en el mal ajeno para su propio beneficio. Abrazos.
ResponderEliminarY continúa el ¿susto o muerte?, aunque tal vez ahora ya ni te lo pregunten...vas muriendo lentamente.
ResponderEliminarYa no se hacen llamar así, pero "aunque la mona se vista de seda......
Besos muy sonoros ♥
tRamos
Ja, ja, ja, qué genial eres, Amando.
ResponderEliminarExcelentes letras de un experto en poner la chispa cómica donde no hay lugar para la sonrisa.
ResponderEliminarAquí me tienes de nuevo, Amando. Quiero agradecerte las palabras a mi ultima entrada previa a mi descanso bloguero.
Un abrazo
Fina
Excelente. Siempre con tu sello inconfundible.
ResponderEliminarBuen lunes.
Supongamos que quedan hombres como tú, con los ojos abiertos y la sonrisa franca, que se limitan a escribir desde la mirada aún con esperanza. Admitamos que te ganas los premios con la facilidad del poeta experto. Besos, gran hombre.
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