A Amando
Carabias
Se montó en la manecilla
horaria
para surcar la vida.
Veintidós veces
al día, el celoso minutero
deslizaba una caricia en su
costado,
tenues
roces por donde arar el tiempo.Versos que arrojo entre los renglones de su blog El surco de los días.
http://diarioamandocarabias.blogspot.com.es/2012/06/martes-5-de-junio-de-2012.html
Para mí es casi un trabalenguas: surcador, surcado, surcar, arar. Todo es precioso, Amando, el detalle de la dedicatoria a mi primer Amando y su Surco, el poema por sí mismo, y este reloj blando. Ojalá el tiempo nos acaricie.
ResponderEliminarExcelente.
ResponderEliminarÚnicamente elogiamos lo que comprendemos. Quizás por eso lo más digno de elogio suela ser también lo menos comprendido. Lamentablemente, pocas son las horas que duran sesenta contados minutos en esta vida. Veintidos veces al día se cruzan las manecillas del horario y del minutero. Por eso siempre se ha dicho que existe algo más puntual que el reloj: El espejo. Éste demuestra que el tiempo es un cazador infalible, pero es ley de la caza que el estilo lo imponga la presa - el surcador surcado -.
En cuanto a los celos del minutero decir que fueron ridículos en el pasado, en el futuro se los ridiculizará, como a los prejuicios, pero ahora reinan sin oposición...
Un abrazo.