Érase una vez. En América, claro. Los años 20, en un cuidado escenario de grandezas y miserias. Momento de hablar de esta película, cuatro horas de atmósfera inolvidable. Momento de reivindicar a ese restaurador del cine llamado Sergio Leone. Profesional a veces arrinconado por su "comercial" y alimenticia -nunca mejor dicho- cocción del western en forma de pasta italiana.

Excelente obra que acabaría por llevarle a la muerte, tras sus pleitos con la Warner a causa del montaje y exhibición recortada. Supo hacer cine más allá de etiquetas, supo localizarlo en exteriores como Tabernas y la Demanda. Supo visionar la soledad y la nostalgia. Sergio Leone, érase una vez en América. El cuento, érase otra vez, de la vida.
Se cocinan los spaghetti de mil maneras y la cocina puede ser obra de arte.
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