Tal día como hoy de hace 24 años, fue enterrado en el cementerio Kuntsevo de Moscú, reservado para héroes soviéticos, Harold (Kim) Philby, ese personaje apasionante que -de seguir vivo- hoy sería centenario. Hay miles de publicaciones y artículos, algunas películas y cerca de una docena de novelas que bordean su increíble historia. De este tema, como de la mayoría, se sabe poco y se escribe demasiado.
Personaje literario donde los haya. Nacido en la India, y apodado Kim, por el protagonista novelesco de Kipling. Doble (o según Stalin, triple) agente secreto. Miembro destacado del MI5 y MI6, donde abanderó al llamado Círculo de Cambridge. Fascista simulado, aristócrata tímido y comunista de autor. Falso periodista y fallido asesino de Franco, quien -dedicado a lo suyo- le llegaría a conceder una entrevista. Cínico e inteligente a partes iguales. Casado cuatro veces, viudo tres. Condecorado con la Cruz Roja al Mérito franquista, la Medalla del Servicio Secreto británico y la Orden de la Bandera Roja soviética, tres en uno, ahí es nada.
Y mucho más. Náufrago de soledades y de alcohol, lo que le acerca a la textura de poeta. Figura de un sello postal soviético. Visionario agente capaz de enviar mensajes cifrados en cartas de amor. Y, lo más importante, hipervínculo para que su amigo y colega de espionajes varios Graham Greene escribiese El factor humano y -aunque lo negara en vida- sobrevolara también El tercer hombre. Mis veraniegas tardes de sopor adolescente te deben una, viejo Kim.
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