ESTRAMBOTE 1:
…-balbució una disculpa, y ahora sí me
pareció hermosa de verdad-. Si esperas un momento, iré por ella.
-No sé lo que ha podido pasar. El hecho es que no la
encuentro. Quizá la olvidé ayer, en mi última visita.
Aquel toque de desolación me conmovía, lo confieso.
-Bien, -concluyó, mientras empujaba la
puerta con firmeza- lo lamento, pero, visto lo visto, habrá que dejarlo para
otro día.
ESTRAMBOTE 2:
…-balbució
una disculpa, y ahora sí me pareció hermosa de verdad-. Si esperas un momento,
iré por ella.
Vi como giraba sobre sí misma, decidida.
Aquello se estaba poniendo serio, y me asusté. Mis amantes saben que, por dignidad, rehúyo
todo tipo de compromisos. Deduje que aún me quedaba una oportunidad.
Bajé los escalones con más celeridad
aún que cuando, unos minutos antes, los había subido.
…-balbució
una disculpa, y ahora sí me pareció hermosa de verdad-. Si esperas un momento,
iré por ella.
Volvió enseguida. La afilada hoja del artefacto relucía hacia un sol de cereales.
-Bueno, muchacho, aquí la tienes –me
la entregó con tono autoritario-. Está nuevecita, la guadaña, así que ten mucho
cuidado. Si la estropeas, te lo descuento de tu jornal de segador.
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