Exitosa. Así fue calificada la multitudinaria
conferencia del afamado experto en terapias emocionales de mercadillo. Disertó,
pontificó, divinizó acerca de la primacía del ser sobre el tener. Se lució
especialmente al recalcar su metafórico concepto de llamarada, esa fugaz plasmación del alma por las hogueras del
reconocimiento. Recibió parabienes, firmó ejemplares de su último manual de
autoayuda, tanteó la gloria…
Murió abrasado esa misma noche, en
el incendio de su bloque de apartamentos. Desoyendo los consejos de los
bomberos (seres incultos que no leían sus libros ni entendían de llamaradas),
retornó al cuarto, para recuperar el ordenador. No podía salir de allí si no
era abrazado a su vanidad, ese montón de
archivos pedeefe que le reclamaban su divina paternidad entre las llamas.
Eso sí, al día siguiente, en la
página de necrológicas, tuvo su segundo momento de gloria. Los críticos (seres supuestamente
cultos que sí leían sus libros, y solían hurgar por los rescoldos) buscaron un
heptasílabo poético para la luctuosa crónica. Exitosas cenizas, titularon.
Vanidad de vanidades, y siempre vanidad. Todo acaba en la ceniza.
ResponderEliminarMuy bueno, Amando. Un saludo.
Combustión casi espontánea.
ResponderEliminarSaludos vecino.
De esos expertos hay muchos!!! bendita gloria aparentada en "palabrería vana"...!!!
ResponderEliminarEsa llamarada le impidió ver más allá de su propio "ego" y se quemó con sus vanidades. lástina que fuese tan fugaz su gloria como su necrológica. Un abrazo,
3 Manifestación brusca y repentina de un sentimiento o un estado de ánimo
Tu relato es genial, y a mi se me ha planteado una incógnita ¿En caso de incendio que salvaría de mi casa además de mi cuerpo? ¿Esta pregunta con respuesta denota vanidad por mi parte? Un abrazo sencillamente
ResponderEliminarJaja, sos genial Armando! Me encanta leerte.
ResponderEliminarEres muy bueno,ca....! pero hay una acidez en tu palabras.
ResponderEliminarCon cariño, que conste. Besos.
El ego del endémico embustero. Muy bueno compañero.
ResponderEliminarAh! donde quedaron aquellos tiempos en que se volvía a por el album familiar de fotos!
ResponderEliminarMe gustó mucho Amando, me imagino al afamado experto, allá donde se encontrara, recortando y guardando, los comentarios y necrológicas sobre su excelso deceso. je je.
ResponderEliminarUn abrazo
No le valió de nada su tanto saber sobre cómo tienen que vivir los demás, murió cubierto de gloria pensando que lo sabía todo. Genial escrito.
ResponderEliminarPues ya ves nada es lo que parece! Ni los sabios lo son tanto como se dice ni los tontos lo son aunque lo parezcan.
ResponderEliminarMuy aguda la entrada. Felicidades.
Besos.
Genio y figura hasta la sepultura. La poesía está en todas las facetas de la vida, tiene que ver con la ternura y la belleza, sólo hay que sentirla y atraparla para poder plasmasla como lo haces.
ResponderEliminarQue duro el apego que no hace sino alimentar el ego. No acabamos de entender que entre más duro nos aferramos más fácil se nos desliza lo que tratamos de retener, es como jugar a sujetar fuerte un jabón mojado entre las manos;. Pero bueno, ¿Será que en el más allá alcanzó a escuchar el reconocimiento final?...
ResponderEliminarUn gusto haber llegado hasta aquí.
Saludos desde Colombia
Malo es querer morir cuando se tiene por delante toda una obra por hacer - toda una vida -; peor, mucho peor, querer vivir cuando sólo queda un adarme de ella...
ResponderEliminarInteresante.
Un abrazo fuerte.
Disfruto leyéndote, aunque ese fuese el fin último, lo cierto es que no puedo evitar reconocer entre los detellos de tu prosa, fragmentos de mi mismo, de todos en realidad...quizá sea por eso mismo, por la facilidad con la que circulan tus letras entre la retina y lo consciente, por lo que disfruto tanto al imaginar los perfiles que guardaron otras vidas.
ResponderEliminarGracias (una vez más).
jajaajajjajajaja como me has hecho reir jaajja asi son algunos uuff asi son jajaja lo de "Exitosas cenizas2 jajjaja te quedó del 10 jope , unabrazote desde mi brillo del mar
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ResponderEliminarComo acostumbras, ingenio y fino humor.
Besos.
Nunca mejor dicho aquello de "la hoguera de las vanidades" jajajajajaja qué grande eres :)
ResponderEliminarun abrazo
Genial. Sobre todo lo de los críticos. Seguro que alguno leyó solamente el heptasílabo de la esquela.
ResponderEliminarEs que la vanidad a veces, bueno, casi siempre, nos conduce a la memez absoluta,incluso nos dejamos quemar si con ello alguien dice algo de nosotros.
Un abrazo.
Desde el más allá un poco más lejano que el tizón en que quedó convertido, oyó el discurso del editor en su sepelio.
ResponderEliminarNo pudo evitar la extraña fuerza que desató su ira, y sonrió al ver que un viento súbito echaba a volar su peluquín.
Si me permites. Me hizo sonreír. Y mucho.
Un abrazo.