He terminado preguntándome si el silencio
existe (A. Pizarnik)
Camino del inminente recital, una avería
eléctrica arrumbó su coche justo en mitad de aquel páramo, donde no se divisaba
pueblo alguno. Era una escena de carretera secundaria, ocaso lento tras los oteros,
y ningún vestigio humano donde aliviar tanto desamparo. Además, como las desventuras esteparias no se
presentan solas, tampoco había cobertura para el móvil. Pronto comprendió que
esta vez la orquesta tendría que prescindir de su virtuosismo.
Al cabo de unos minutos, el silencio
atronaba sus oídos. Poco a poco, empezó a descifrar sus notas agazapadas en el
pentagrama de campos desolados. Le pareció que, después de tantos años de
ensayos, había descubierto la sencilla inmensidad de la música. Salió del vehículo y se
puso a andar, despacio, sin rumbo definido. Tenía todo el tiempo del mundo, y
un palco preferente, para escuchar aquel concierto.
Querido Amando: Hoy he comenzado el día escuchando, através de tus palabras, los sonidos de ese tranquilo campo que relatas. ¡Buena manera de empezar! Gracias y un saludo
ResponderEliminarEs cierto lo que narrar. Cuando sales de la burbuja diaria y te encuentras en un escenario nuevo, si prestas atención descubres nuevos mundos.
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