Era una
reconocida tramposa en materias de amor. En lugar de margaritas, deshojaba
tréboles. Así conseguía que todos la quisieran y, por elemental paradoja, no
querer ella a nadie. Su éxito con los hombres, de dudoso origen floral, la ofuscaba, le hacía perder
visión periférica.
Por eso, posiblemente, aquel día no
supo distinguir que había encontrado un trébol de cuatro hojas. Como reacción
ante la adversidad, no le quedó otro remedio que enamorarse. Ahora está casada,
y cada mañana, mientras hace la cama, deshoja lentamente perejiles.
Sencillo, imaginativo y atrayente. Y además te hace pararte a pensar al final... ¡Muy bueno! un saludo
ResponderEliminarY canta Brassens : "encore une fois dire je t'aime, encore une fois perdre le nord, en effeuillant le chrysanthème / qui est la marguerite des morts". ¡Del trebol al perejil! no dudo que antes de morirse esta mujer querra decir otra vez te quiero, querra perder el norte otra vez, deshojando el crisantemo, la margarita de los muertos.
ResponderEliminarQué bueno...
ResponderEliminarSencillo pero profundo.
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