jueves, 5 de julio de 2012

Tarde o temprano

               Noche de verano ante la pantalla de la 2. Música de Morricone y nostalgia de pantalón corto y cine de pueblo. Otra vez la manivela del recuerdo en formato cine, aunque sea en el salón de casa. Otra vez Cinema Paradiso.
            Esta vez quise fijarme en el proceso de congelación sentimental de Salvatore, durante su elipsis emocional de treinta añitos. No vuelvas, no escribas, no llames, le ordena Fredo. No, no, no. Posiblemente, la única vacuna que se ha inventado ante la implacable lluvia amarilla del otoño, ante el derribo inexorable de todos los edificios donde transitan los sueños de la infancia adobados en sombra.
           Posiblemente. El corazón en invierno. No vuelvas, no escribas, no llames. No sientas. No hables. Ventanas que no se abren, citas a las que nadie asiste, cartas devueltas... Palabras que se pierden, como todas. Tarde o temprano, hablar o estar callado es la misma cosa, Alfredo dixit.
        

3 comentarios:

  1. Al final la visteis..., una de las mayores sorpresas de todo lo que he visto el este año!

    ResponderEliminar
  2. Bonita película y emocionantes palabras las tuyas. Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Estoy contigo, Amando:

    El cine tiene más que ver con el tiempo que con el espacio, con la música que con la pintura. No es esencialmente una cuestión de imágenes, que son en esta maravillosa película, como las notas de una partitura, sino de movimientos. El espacio es fotogénico, pero sólo el tiempo es cinematográfico...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar