miércoles, 9 de enero de 2013

..., vida nueva (y 4): Coleccionar algo


                Fotos rancias en el tercer cajón del alzheimer. Rostros velados por el recuerdo de quien creímos ser. No va a resultar, me reafirmo. Bueno, coleccionar pisapapeles valdría, si hubiese papeles que pisar. Papeles, papeles… Pero quién no actúa en estos tiempos, quién no borda el papel de los afectos, quién no recibe el aplauso de ese rincón de la claque al que hemos regalado entrada en nuestras vidas. Entrada con derecho a todo, y sin puerta de salida.
                 Lo tengo decidido, sobrecitos del azúcar de los bares donde me emborraché de mí mismo. Puede ser una colección dulce, sobre todo si no se rasga nunca el papel que aprisiona las renuncias. Ocupa poco y -si agitas con nostalgia los paquetitos- se oye un rumor como de vidas ajenas, impostadas. Y, algún día, cuando ya vaya a partir el autobús sin final de línea, haces una montaña y dejas que una gota de café, levemente amargo, los convierta en esquela. Y en olvido.

13 comentarios:

  1. Lo repito exactamente como tu tocayo. Así lo he pensado, con las mismas palabras. Un beso

    ResponderEliminar
  2. Precioso! Un placer conocer tu blog. Te visitaré siempre que pueda.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. tengo 14 azucarillos. Desclasificados.
    Trescientos ojales. Desclasificados.
    Y un torrente de deseos. Desclasificados.

    Entre ellos, que no pares de urdir propósitos. Un abrazo. Inclasificable.

    ResponderEliminar
  4. Un gusto encontrar este resquicio por donde mana algo, mucho más, que una gota de café. Prometo ser asiduo. Ya te tengo fichado.

    ResponderEliminar
  5. Un gusto encontrar este resquicio por donde mana algo, mucho más, que una gota de café. Prometo ser asiduo. Ya te tengo fichado.

    ResponderEliminar
  6. Lo que veo en la imagen es un caracol alegre. Es grave doctor Rorscach?
    Sacudir a los paquetitos de azucar me hace pensar en las bolitas de nieve, objetos de colección. Nieva todo el año sobre la torre Eiffel, el Alhambra o la torre de Pisa, pura ilusión.
    Las entradas de la vida nueva son cada vez más sorprendentes. Se acabaron? Pues, me voy a la montaña el viernes a reflexionar sobre el deporte, el humo y otra cosa de que ya me he olvidado (es grave?) y sobre lo que esconden. Reflexionar en la montaña, en la nieve verdadera es el mejor sitio y todo un lujo con la ayuda de los fieles del bistro enfrente del ayuntamiento. A bientôt,esperando que no te habràs huido por una puerta de salida.

    ResponderEliminar
  7. Vas a coleccionar algo que se te va humedecer?
    Ayyyyyyyy amigo no sabes que lo dulce no se conserva mucho tiempo?
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. He comenzado a coleccionar de manera exquisita y privilegiada aquellos momentos en los que mis amigos han hecho posible ¡QUÉ MI SONRISA VUELVA A SER LA DE ANTES! Será una colección de lujo, edición limitada y con sello de garantía

    ResponderEliminar
  9. Esas bolsitas de azúcar que antes eran gozo de acumulación terminan convirtiéndose en algo útil aunque viejo. También me gustó tu entrada donde hablas de dejar el cigarrillo, entiendo eso de que te sientas humo, uno a veces puede convertirse en lo hace, literalmente hablando, podemos ser cualquier cosa si queremos, hasta polvo minúsculo, aunque todos nos vean físicamente constantes podemos ser miles de cosas que no son precisamente humanas. Besos, te sigo.

    ResponderEliminar
  10. Me gusta tu estilo. despojado e irónico. Saludos dulces

    ResponderEliminar
  11. A veces me gustaría guardar ciertos recuerdos para cuando no los tenga a mano. Los recuerdos más dulces son los que recordamos con más amargura... la idea de esconderlos en saquitos de azúcar me seduce.

    un abrazo

    ResponderEliminar