Mi primer amor
se remonta a la época en que aprendíamos quebrados y porcentajes, tema que –por
cierto- se me daba de maravilla. Ambos lo teníamos organizado de forma
equitativa, yo la amaba con locura y ella se dejaba ayudar con las fracciones.
Como muestra de gratitud, tras copiarme íntegro el exámen de cuarto, una tarde
aceptó mi amor.
-Mi vida, eres mi vida, mi vida entera. Toda mi vida -subrayó,
obsesiva.
Y rozó levemente mi mejilla con
sus labios de suntuosa carnosidad. Mientras volvía a casa, minutos más tarde,
empecé a calcular, creo que ya he citado mi afición por los porcentajes. Convertirme en “toda” su vida me agobiaba. Si se hubiese
conformado con la tercera parte o con un cuarenta por ciento, como máximo, hubiera
valido. Pero el cien por cien de una vida era demasiado. Todo dividido entre
todo, la unidad absoluta. Y eso, debo confesarlo, me parecía demasiada unidad.
Mientras cogía el ascensor hacia el piso interior donde dormitaban mis viejos,
tomé la decisión.
Han pasado treinta y dos años y
no la he vuelto a ver. Tampoco me arrepiento, pero a veces, en las tardes
nubladas, me retorna el leve roce de sus labios suntuosamente carnosos sobre mi
mejilla. No sé si es exactamente eso, o algo parecido, pero me gusta mucho.
Bueno, ustedes ya me van conociendo, toda esa pasión matemática... Me gusta exactamente un sesenta y tres por
ciento de mucho.
Yo sin porcentajes, pero con espacio. Saltos y brincos equitativos
ResponderEliminarTe sigo, Amando, aunque no escriba:
ResponderEliminarSí, infinitamente peor que una tosca, reticente, adocenada y poco desenvuelta mayoría es una tosca, reticente, adocenada y poco desenvuelta minoría...
Afortunadamente quedamos nosotros.
Qué bueno. Para que luego digan que las matemáticas son frías...
ResponderEliminarUn abrazo
Agobia ser el único horizonte y "toda la vida" de alguien, la verdad. También yo prefiero estar entre otras razones o en un tanto por ciento que sea tan absorbente.
ResponderEliminarUn abrazo, Amando.
¡No nos damos cuenta, pero casi siempre basamos (inconscientemente) nuestra vida en porcentajes! Probalidad de... el... %
ResponderEliminarUn fifty fifty tampoco está mal. Estupendo relato.
ResponderEliminarTambién yo me asustaría en un 80% si me dicen que "soy toda su vida"... qué responsabilidad!!!
ResponderEliminarSaludos
Tomaste una buena decisión: la totalidad es demasiado... probablemente, si te hubiese dejado margen para la conquista cotidiana, compartirían paseos cada mañana...
ResponderEliminardificil hallarte!, pero lo , logré...!
ResponderEliminarmuchas gracias por seguir mi blog!
gracias!
un abrazo
lidia-la escriba
Lo malo es cuando acabamos por situamos en el 0% y sentimos añorar aquello que pudo ser y no fue... grrrr.. Que vida esta ¡¡¡ llena ilógicas ciencias inexactas ¡¡¡
ResponderEliminarUn día la matemática se vengará de todos los que hacéis poesía en su nombre; os mandará a quemaros en el infinito.
ResponderEliminarBueno... en casos así, mejor el 0%, se siente una como más libre y eso sí que no tiene precio. Al fin y al cabo, no hay labios que duren turgentes más de 20 años, ¿y luego, qué?
ResponderEliminarSaludos.
En un comentario anterior, que desapareció como un duende en un bosque encantado, decía más o menos que yo, personalmente, me quedaría con el 0%, que eso es la libertad, y que unos labios por turgentes que sean, no duran más allá de diez años. ¿Y luego, qué? Que lo de envejecer juntos es como añadir agua al vino, al final ni vino ni agua.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Ciencias o letras? En este pequeño y emotivo relato demuestras que no están tan lejos ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarVaya pues un 73% no está nada mal especialmente como recuerdo delo que pudo haber sido. No sé yo si el cien x cien de una vida es demasiado para amar a la misma persona.
ResponderEliminarUn abrazo al 10%.
Amando qué quieres que te diga? Al margen de los tantos por cientos, el primer escarceo amoroso siempre merece un recuerdo especial..."sus labios suntuosamente carnosos...."
ResponderEliminarmi abrazo
jaajjaja Armando me encantó tu estilo matemático jope medir como que medir ?? , muy buena prosa , recuerdos que son dulces y a veces llegan en aromas de letras, me gustó mucho , un abrazo desde Tenerife, mi brillo del mar
ResponderEliminarYo creo que todo, es mucho, lo ideal es coger la cantidad necesaria sin agobios, prefiero también un buen recuerdo que llevarme a la boca antes que una boca que al final se vuelva amarga.
ResponderEliminarBesicos.
Las matemáticas por mucho que los porcentajes lo deseen no son muy apropiados para el lenguaje amoroso,te imaginas diciendole a tu chica, "cariño esta noche quiéreme un 25%" o diciéndole, " te voy a comer el 62%", mmmmmmm creo que no, :)
ResponderEliminarBicos.
Somos tan volubles que el "todo" y "para siempre" dura la fracción de segundo que tardamos en pronunciar ambos vocablos... ¡afortunadamente!
ResponderEliminarNo creo en los "nunca" ni "para siempre" como tampoco creo en los "todo". Para no ser injusta, un 50% estaría de lujo
Un abrazo