Esa noche sería Dios, estaba convencido,
y en todo caso, ya estaría muerto,
bajó a la calle para aventar los sueños,
tomar un par de vinos
y desangrar su ayer por las alcantarillas.
Ignoraba, quizá, que en el rellano
-de retorno al presente- encontraría
una caricia entre los escalones,
unos dedos preñados de nostalgia,
puede que hasta un abrazo
impregnado de luz, y la sospecha
de que, aún estando vivos,
en las noches sin alma, Dios no existe.
Amén...Buenos días querido amigo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Pepe Gonce
Siempre hay algún motivo, algún rayo de luz
ResponderEliminarHermoso poema
un abrazo
Qué hermosura, me ha gustado mucho. Más besos
ResponderEliminarQué dificil comentar esta entrada. La visión personal de dios según las vicisitudes de cada persona. Lo bello a veces en los momentos más inesperados.
ResponderEliminarun abrazo.
Ese rellano me ha gustado mucho, costumbre insana de tomar siempre el ascensor.
ResponderEliminarSaltos y brincos
Me ha encantado descubrir tu blog y leerte. Gracias por haber entrado en mi espacio y permitirme así llegar a este. Un abrazo fuerte, espero poder compartir impresiones.
ResponderEliminarUn poema potente, como lo calificaría yo. Me sumo a tus seguidores.
ResponderEliminarAgradezco tus palabras en mi pequeña estancia. Un abrazo
Yo siento necesidad de creer en su existencia...
ResponderEliminarUn buen rato llevo meditando. Me gusta :)
un abrazo